La justicia estadounidense sentenció hoy a Ariel Castro a cadena perpetua por el secuestro, violación y cautiverio de tres mujeres durante una década y por obligar a una de ellas a abortar cuando estaba embarazada. El juez del condado de Cuyahoga en Ohio, Michael Russo, impuso la condena tras una emotiva vista judicial en la que una de las víctimas de Castro, Michelle Knight, dijo que el antiguo conductor de autobuses escolares la obligó a pasar «una vida de infierno». En la audiencia, Castro admitió que era un hombre enfermo pero dijo que no era el monstruo descrito por los fiscales. «No soy un monstruo, estoy enfermo», dijo Castro ante el juez. «No saldrá jamás», dijo Russo. Castro vestido nuevamente con el uniforme naranja de la prisión y a ratos emocionado, pero con voz firme, se describió a sí mismo ante el juez y la abarrotada sala del tribunal, donde también estaba al menos una de sus víctimas, Michelle Knight, como un hombre «enfermo» que durante su infancia fue «víctima de abusos sexuales» y que en su vida de adulto fue un «adicto a la pornografía y la masturbación». Aseguró que no cometió los secuestros de las jóvenes de forma «premeditada», de igual manera que negó haber abusado de su esposa, entre otros. «El sexo que ocurrió en la casa fue por consentimiento mutuo. Los cargos de violencia no son ciertos. Muchas veces ellas me pedían sexo. Estas mujeres no eran vírgenes, a veces ellas me pedía sexo», remarcó. «Parecen felices» Aunque su defensa había anunciado su intención de disculparse ante sus víctimas, y de hecho, mirando al banquillo de los testigos Castro dijo «sentirlo sinceramente», sus palabras tuvieron poco de disculpas, ya que negó vehementemente haber torturado a las jóvenes y puso en duda sus acusaciones afirmando que «parecen felices», algo que no concuerda, agregó, con las vejaciones de las que le acusan. «Siento realmente lo que pasó, Amanda, Gina, Michelle», dijo Castro nombrando a sus víctimas. «Espero que puedan hallar en su corazón la capacidad de perdonarme», continuó. Pero sus disculpas quedaron rápidamente oscurecidas cuando negó las torturas a las jóvenes y afirmó que recientes imágenes de algunas de ellas, como Amanda Berry en un concierto, demuestran que «las víctimas son felices». El video de Berry «demuestra por sí mismo que esa chica no sufrió torturas (…) ¿Estaría de fiesta y pasándoselo bien? No creo», insistió. Castro incluso llegó a culpar al FBI de la situación por no haberlo interrogado cuando pudo, algo que, dijo, podría haber puesto fin a la situación mucho antes. Castro accedió la semana pasada a declararse culpable de 937 de los 977 cargos que pesan sobre él por haber secuestrado, violado y maltratado reiteradamente a tres jóvenes que mantuvo presas en su casa durante casi una década, hasta que una de ellas, Amanda Berry, de 27 años, logró huir en mayo, tras lo cual se conoció toda la historia
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