La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, abrió el martes la Asamblea General de Naciones Unidas con duras críticas a Estados Unidos por espiar las comunicaciones de países aliados como el suyo. Según documentos filtrados por el fugitivo ex contratista Edward Snowden, la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense espió las comunicaciones personales de Rousseff y de otros brasileños, además de hackear las redes de la petrolera estatal Petrobras. Rousseff, tan enojada por el tema del espionaje que canceló este mes una visita de Estado a Washington, usó la Asamblea General de la ONU para denunciar lo que describió como una «ofensa». «Gobiernos y sociedades amigas, que buscan consolidar una asociación efectivamente estratégica, como es nuestro caso, no pueden permitir que acciones ilegales, recurrentes, ocurran como si fueran normales», dijo. «Son inadmisibles», añadió. El escándalo de espionaje enfrió las relaciones entre las dos mayores economías de América, congelando potenciales negocios en áreas como defensa y energía. Además, podría endurecer el ambiente regulatorio para las empresas estadounidenses de Internet como Facebook, Google o Microsoft que tienen un importante mercado en Brasil. Rousseff dijo que Brasil haría todo lo que esté a su alcance para protegerse del espionaje y propuso a la ONU crear un marco global para dar gobernanza y transparencia a la Internet.
La presidenta de Brasil denunció espionaje de Estados Unidos
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