Las fotos fueron tomadas dentro del Vaticano: el Papa que hizo opción por los pobres y que multiplica los gestos de austeridad desde el inicio de su papado, subiendo al autito emblemático de los años 70; en Argentina por mucho tiempo fue el primer modelo al que las familias de clase media podían acceder. El padre Renzo Zocca quizá no pensó que Jorge Bergoglio se tomaría en serio su ofrecimiento de regalarle el viejo 4L que ya no usaba, pero lo cierto es que hace unos días sonó su teléfono y escuchó la ya mítica frase: «Pronto, sono Francesco». El papa lo llamaba para decirle: «¿Por qué no me traés el auto que me habías ofrecido?». El sacerdote, de 69 años, párroco de Santa Lucía de Pescantina, provincia de Verona, en el Véneto, cuenta: «Reconocí enseguida la voz. Así, después de haberle escrito una carta comentándole la posibilidad de cederle mi viejo auto, él me llamó y nos pusimos de acuerdo». El Papa recibió de este modo el vehículo de las propias manos de don Zocca que lo llevó a dar una vuelta por el Vaticano y le dio algunas instrucciones de manejo. El 4L, vale recordar, tiene la palanca de cambios al costado del volante, «a la francesa». «Desde el comienzo del pontificado, tomé nota de que el papa Francisco dijo que la renovación de la Iglesia empieza en las periferias y por lo tanto me vinieron enseguida a la mente mis 25 años en las periferias de Verona, cuando estaba en la parroquia de Santa María Magdalena». Y también pensó en los tiempos de Bergoglio como arzobispo de Buenos aires, en su país «del fin del mundo», cuando mandaba a sus curas a las villas a abrir parroquias entre los pobres, dice don Zocca. «Me impactó cuando el Papa dijo que el olor de sus pastores, de sus sacerdotes, debía ser el de las ovejas, o sea de las personas a las que seguimos. Me vino a la mente entonces, donarle mi Renault, que hizo 300 mil kilómetros. Se lo ofrecí por carta, el 15 de julio, y el 10 de agosto me llamó, me preguntó si estaba seguro de querer regalárselo y si no le servía a otra persona y si yo tenía otro auto para mí. Lo tranquilicé y entonces me invitó a venir a San Pedro a traérselo, tomó la agenda y me propuso el 5, 6 ó 7 de septiembre, en tres horarios posibles. Yo estaba desconcertado y en vez de decirle enseguida que sí, fui yo también a buscar mi agenda…», cuenta el párroco. Pero finalmente se pusieron de acuerdo. El 7 de septiembre, una fecha que será histórica, no sólo para el mundo, por la vigilia de ayuno y oración por la paz en Siria y en el mundo, que tuvo lugar un rato después, sino para don Renzo Zocca, el sacerdote veronés que ese día dio una vuelta en 4L por el Vaticano, con el Papa a bordo…
fuente > Infobae.com