Para latir, el corazón cuenta con un sistema de conducción eléctrica que envía señales o impulsos a través de las cámaras cardíacas superiores (aurículas) e inferiores (ventrículos), y de esta forma, se logra un ritmo regular y coordinado. En el ritmo normal, se genera un impulso eléctrico que envía el nodo sinusal (el ‘marcapasos’ del corazón), estableciendo la frecuencia y el ritmo cardíaco. Esta corriente eléctrica se extiende por las aurículas, que se contraen y expulsan la sangre hacia los ventrículos. El impulso eléctrico alcanza el nodo aurículo- ventricular, que funciona como una compuerta y enlentece y regula dicho impulso. A medida que la señal eléctrica llega a los ventrículos, éstos se contraen y envían sangre a los pulmones y al resto del organismo. Normalmente, el corazón adulto late en forma regular entre 60 y 100 veces por minuto, durante el reposo, lo que se conoce como ‘ritmo sinusal’ normal. Cuando se altera la corriente eléctrica del corazón, éste modifica su ritmo, ya sea latiendo muy rápido (taquicardia), muy despacio (bradicardia) o en forma irregular (fibrilación auricular). «Es fundamental que la población conozca cómo se manifiesta un ACV, porque la asistencia médica inmediata favorece el pronóstico del paciente», enfatizó Fernando de Valais, médico del Servicio de Arritmias y Electrofisiología del Sanatorio de la Trinidad San Isidro. De Valais señaló que «tenemos que ser conscientes de que un ACV puede producir la muerte, y en gran cantidad de casos, causa lesiones de por vida con una importante carga para el paciente, su familia y la sociedad, además de costos en el sistema de salud». La fibrilación auricular (FA) consiste en una anomalía del ritmo cardíaco, que se presenta rápido e irregular. En estos casos, el impulso eléctrico del corazón no es regular, y partes del corazón no pueden contraerse con un patrón coordinado. Como resultado, el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del organismo. El principal riesgo asociado con la FA es un accidente cerebrovascular (ACV). Esto se debe a que cuando las aurículas no se contraen en forma efectiva, la sangre se puede estancar y formar coágulos que si se desprenden y viajan al cerebro pueden causar una obstrucción, lo que genera el ACV. Además, la frecuencia cardíaca elevada durante largos períodos de tiempo puede dañar al corazón, provocando insuficiencia cardíaca, e inclusive aumentar levemente el riesgo de muerte. Si bien la fibrilación auricular es un trastorno que suele tener buen pronóstico, en muchos casos tiende a repetirse y empeorar, incluso a pesar del tratamiento. «Una detección oportuna de la FA, aún cuando el tratamiento de arritmia fracase, permite iniciar anticoagulación por vía oral, lo que reduce el riesgo de ACV en aproximadamente un 70%», señaló Patricia Casais, investigadora del Instituto de Investigaciones Epidemiológicas de la Academia Nacional de Medicina.
Que es una Arritmia cardiaca y que riesgos tiene
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