Cuando tenía 4 años, iba en al avión de Eastern 835 cuando el capitán dijo que le estaban arreglando “unos tornillitos al avión”. Después el avión se empezó a mover, los compartimientos superiores se abrían, las cosas volaban y una madre abrazaba con pasión a un niño de 2 años en su falda. Las oraciones se escuchaban en alta voz. El capitán avisó que 2 aviones guardacostas nos escoltaban para intentar aterrizar en las Islas Bermudas porque dos motores estaban fallando.
El avión era de los cuatrimotores y tomaba 6 horas el viaje de Nueva York a Puerto Rico. Logramos aterrizar y después de comer, nos enviaron a la Isla en otro avión. Los pasajeros se arrodillaban a besar la pista del Aeropuerto.
Tengo la imagen vívida como si hubiera ocurrido ayer. Desde entonces, se me fue la cuenta de los viajes que he hecho y de los que voy a hacer, de trabajo y de vacaciones. Si me tengo que montar, ni modo, me encomiendo al de arriba y ¡adelante! Yo pienso que cuando llega el final, ¡hasta en la bañera! Nunca tuve fobia ni escalofríos, pero siempre le tuve “respetito” a los aviones. Viajo más tranquila desde que supe lo siguiente:
-En el 95,7% de los accidentes aéreos hay sobrevivientes.
-Hay solo una probabilidad en 1,2 millones de sufrir un contratiempo aéreo no fatal.
-La probabilidad de morir en un accidente aéreo es de 1 en 11 millones (la de morir en un accidente de auto es de 1 en 5.000).
-Los aviones de hoy tienen estructuras seguras y equipos interiores y exteriores diseñados para mayor seguridad del pasajero.
-Las turbulencias pueden ser impredecibles, pero no son sinónimo de accidente aéreo.
No obstante, las personas que padecen de aerofobia no entienden razones ni estadísticas. Son hasta capaces de pensar que van a formar parte de la estadística negativa. Si eres de las que llegan temblando a montarte en un avión y lo haces porque no te queda otro remedio por trabajo o por vacaciones…
-Revisa bien la causa de tu ansiedad. Muchas personas creen que tienen miedo a volar y lo que tienen es claustrofobia o miedo a las alturas.
-Desensitízate, volando voluntariamente de manera planificada, unos viajes cortos primeros y unos más largos después.
-Establece el estilo de volar que te dé más tranquilidad y comodidad. Hay personas que prefieren un solo vuelo de largas horas. Yo, cuando son largas horas de vuelo, prefiero hacer escalas y de paso me muevo entre vuelo y vuelo, aparte de distraer la mente.
-Intenta una experiencia de realidad virtual. Hay lugares de modificación de conducta para eso y algunos recursos en Internet.
-Respira correctamente, con el diafragma y no con el pecho. Eso te tranquiliza.
-La información es poder para enfrentar cualquier miedo. Aprende detalles sobre los aviones: estructura, movimiento, mantenimiento, fabricación, diseño.
-Considera un tranquilizante antes de subir al avión. Algunas personas no tienen otra alternativa que relajar sus nervios o consumir un trago para dormir o descansar en el avión.
-Mientras puedas, viaja acompañado. La conversación o tener a quien apretarle un brazo en momentos de tensión, ayuda.
-Mantente hidratado.
-Lleva películas en tu equipo electrónico. Si te gusta leer, lleva un libro que cope tu atención y no te deje pensar. Si puedes aprovechar trabajar, hazlo. Lo importante es tener tu atención desviada hacia algo que no sea el vuelo.
-Presta atención a las instrucciones de seguridad, lee el folleto y cuenta los asientos que quedan entre la salida más cercana y tú.
-Escoge tu asiento cerca de una salida o en la parte posterior del avión. La posibilidad de sobrevivir a un accidente aéreo en la parte de atrás es mayor (40%).
-Viaja con ropa cómoda: camisas de manga larga, pantalones largos, zapatos de cordones o zapatos deportivos, y un abrigo.
-Sueña despierto con lo bello y lo nuevo que vas a ver y a conocer cuando llegues a tu destino. Convéncete de que vale el esfuerzo viajar a donde vas.
-De ocurrir un incidente, mantén la calma. El avión se mueve, pero eso no significa que se va a caer. Las estadísticas positivas están de tu parte.
Por Ofelia Pérez
Fuente: http://voces.huffingtonpost.com/2013/09/28/dominar-miedo-volar_n_4009169.html?utm_hp_ref=voces