El estado de Nevada es popularmente conocido desde décadas, principalmente por concentrar en la ciudad de Las Vegas y en sus alrededores, a los casinos más famosos. Sin embargo, a unos 60 kilómetros de la meca del juego, justo en el límite con el estado de California, un grupo de tres casinos son la puerta de entrada al juego, para quienes llegan por la ruta interestatal 15.
En efecto, en medio del desierto y de la nada, un punto en el límite con el estado de California denominado Primm, -donde no existen pobladores estables, ni oficina de correos, ni intendencia-, tres casinos, un centro comercial, y un campo de golf propiedad del operador de juegos Affinity Gaming constituyen el primer punto de encuentro de los jugadores con el juego.
Primm Valley, Buffalo Bill’s y Whiskey Pete’s, son los tres casinos que intentan diariamente que más de los 40 mil automóviles que pasan frente a sus puertas, decidan entrar a probar suerte en las mesas y tragamonedas, o degustar los platos ofrecidos por los restaurants.
Los casinos intentan ser el primer encuentro con el juego para quienes viajan hacia Las Vegas, o el sitio de despedida para aquellos que ya dejaron atrás las luces del centro de ocio estatal.
Primm nació en la década de los setenta, cuando un plan de varios empresarios de Nevada, querían encargarse de los jugadores entrantes al estado, antes de que lleguen a las luces de Las Vegas. Son los habitantes de la frontera como Jackpot, Laughlin y Stateline, cada uno queriendo su parte de acción de juego del estado.
Para Eugene Moehring, un historiador de la Universidad de Nevada, «Primm es un lugar artificial. Yo no lo veo como un lugar real».
Hace un siglo, este punto fronterizo era el dominio exclusivo de un destilador clandestino de whisky llamado Pete MacIntyre, conocido como Whiskey Pete, quien hizo sus ventas ilícitas de alcohol en un distribuidor de combustibles. Cuando murió en 1934, Pete fue enterrado frente a la autopista, inmortalizando al personaje en su obituario como un «áspero, duro, pistolero».
Durante años, el lugar era conocido como Stateline. Entonces el desarrollador de casinos Gary Primm lanzó un gran proyecto que incluía 2.000 habitaciones hoteleras y 4.000 máquinas tragamonedas. El casino fue rebautizado en honor del destilador de alcohol, con el de Whiskey Pete’s.
Con el tiempo, los operadores de casino construyeron una montaña rusa llamada Desperado, que una vez fue la más alta del mundo, y un monorraíl para transportar a los jugadores entre los casinos.
Primm se convirtió en una parada para un circuito de carreras, y una vez fue sede de la competencia que elige al hombre más fuerte del mundo. Un local de artículos generales del lugar vendía en el pasado un promedio de 200.000 dólares por semana en billetes de lotería; 60 veces más que el promedio de un negocio minorista de California.
Para atraer a los trabajadores, los casinos también construyeron en el lugar un alojamiento para 650 empleados del casino, en sustitución de los remolques que una vez se utilizaban para dormir allí. Asimismo, un servicio regular de autobuses se suministra a los trabajadores el transporte desde y hacia Las Vegas.
«Este lugar está en el medio de la nada, pero es genial», dijo Ricky García, de 32 años, padre de tres hijos, cuya esposa es una empleada del casino. «Es un buen lugar para escapar del drama de la ciudad».
Primm o Primm Valley, ahora atrae a los jugadores afroamericanos y latinos del sur de California. Realiza conciertos en una arena de 6.000 lugares donde se presentan artistas étnicos, y muchas mesas de juego en sus instalaciones tienen croupiers bilingües. Primm ha mejorado la decoración de sus habitaciones, sumando restaurantes de comida rápida y planea agregar un importante estacionamiento para camiones.
Sin embargo, Primm lleva consigo otro importante acontecimiento que lo hace famoso: un asesinato que fue noticia nacional en 1997, cuando el adolescente Jeremy Strohmeyer estranguló a un niño de 7 años de edad en un baño de un casino.
Un experto en seguridad dice que el crimen sigue marcando a Primm.
«La mayoría de la gente en mi negocio conoce Primm en términos de ese incidente», dijo Alan W. Zajic, un consultor de seguridad de casinos de Nevada. «Pero Primm ha puesto ese crimen en su pasado. Si los clientes no saben o no recuerdan lo ocurrido, van a seguir viniendo».
Fuente:articles.latimes.com