En general el ser humano no se lleva muy bien con el frío. Esto se debe a que nuestras extremidades están adaptadas para perder calor y no para retenerlo. La temperatura normal interna de nuestro cuerpo, es 37ºC en promedio, pero ésta tiende a bajar con mucha facilidad. Si desciende sólo 2°C, inicia el proceso de hipotermia, primero perdemos la consciencia y después disminuye el ritmo cardiaco. La muerte ocurre a 24°C, que es cuando el corazón se detiene.
A pesar de estos datos, Anna Bagenholm cayó a un río helado y quedó atrapada durante 80 minutos a una temperatura de 13.7°C. Sobrevivió porque se detuvo su corazón y además dejo de respirar, lo que ayudó a que se redujera su necesidad de oxígeno.