El dueño de La Salada, Jorge Castillo, cuenta en un mano a mano con el Diario Crónica cómo hizo crecer su negocio. Un hombre que pelea desde chico.
Por Alicia Barrios para http://www.cronica.com.ar
Tiene 55 años y una lotería genética: no los aparenta. Jorge Castillo, el alma mater de La Salada, no se detiene un segundo. Es una máquina de trabajar. Ejerce un liderazgo natural que se manifiesta en el afecto de la gente. Castillo es poderoso, ordena, pero nunca grita. La velocidad mental se trasluce en su mirada: ve todo. No se le escapa nada. Padre de cinco hijos, es un hombre que lucha. Lucha en la vida y con los hijos. A luchar juegan todas las tardes, cuando regresa a casa. Esta vez le tocó perder: el más pequeño, de dos años, pudo con él y apenas le lesionó la nariz. En una entrevista a solas, el mate, dulce, lo cebó él con un secreto que no cuenta. Una charla imperdible con Jorge Castillo, un producto argentino que trasciende al mundo. Castillo, de exportación.
-¿Como eran sus cumpleaños y las navidades?
-Nunca se festejaron, Mi papá trabajaba 16 a 18 horas en el almacén. No había tiempo que perder, sólo para trabajar.
-¿Eso no lo convirtió en un adulto resentido?
-Claro que no, soy muy feliz. Mi viejo me dio la caña y no el pescado. Cuando quería algo tenía que trabajar. Cuando terminé la primaria, llegó marzo y yo seguía de pito y matraca. El me llamó y dijo: estudiás o trabajás. No quise seguir el colegio. Yo me había conseguido una changa y pelaba papas. Y él me puso una verdulería en el almacén y así empecé.
-¿Cuando empezó a tener plata?
-Siempre. A los 8 años, vendía barriletes, bolitas, trompos. A medida que fui creciendo ganaba más y a los 13 tuve mi primer negocio.
-¿Cómo se hace la vida?
-Peleando. De pibe fajaba o me fajaban. Lo mismo pasa con los gobiernos. Illia, de la Rúa, Alfonsín, fueron débiles.
-¿Y este gobierno como es?
-Fuerte. Ejerce el poder. Tiene creatividad. Inventa cosas.
-¿Usted ahorra en dólares?
-Nunca ahorré en dólares.
-Castillo, somos grandes, no me mienta…
-Le juro por mis hijos que nunca guardé dólares. Ahorro en trabajo, en cosas, en herramientas, invierto, hago lo mío. Jamás especulé. No me interesa. Cuando tengo superávit invierto en mi trabajo.
-¿Cuál fue su primer auto?
-Un Fiat 1500 modelo 64, lo manejaba con una mano y con la otra le tenía el techo, si no se me volaba.
-¿Y cómo hizo La Salada?
-Yo vivía a 30 metros de acá, en La Salada. Yo no hice la primera feria, la hicieron 45 bolivianos hace 25 años. Sí se puede decir que yo le puse la picardía, lo que aprendí en la UTC ( Universidad Tecnológica de la Calle). Fabricaba zapatos. Cuando Menem destruyó la economía, no cobraba los cheques y así no podía seguir. Fui a la feria y dije: acá, si vendo, tengo efectivo, si no, me quedo con la mercadería y los cheques volados a 180 días. Un día iba caminando por Punta Mogotes, por la ribera, y me llama Manuel Presas, el dueño de estas tierras. Me dice: “Castillito, te vendo la pileta” (antiguamente aquí estaban las piletas de La Salada construidas por el mismo Presas). Lo miré y le contesté: “¿De donde saco 3 palos?”, y él respondió: “Hacé como hacen los bolivianos”. A la noche me invitó a comer y en tono confidencial comentó: “Prefiero venderte a vos porque me vas a pagar”.
-Castillo, le prometo que de los lectores de “Crónica” no va a salir. Son gente buena. ¿Por qué no les cuenta cómo se hace para conseguir tres palitos verdes?
-Hice una campaña, caminé puesto por puesto que pusieron 3.500 dólares cada uno y así lo junté. Hoy usted viene con 100.000 y no hay un buen local.
-¿Y con 120.000 dólares?
-Tampoco, por 250.000 puede ser.
-¿Tanto facturan?
-El cálculo es muy fácil: si no venden, no están.
-¿Para qué sirve el dinero?
-El aire para respirar y la plata para comer, no tener necesidades económicas. No soy el más rico, pero sí el más feliz. Hago lo que me gusta. Nada en contra de mi voluntad. Cuando me sobra alquilo un campo, lo siembro. Crío ganado. Mi viejo planchaba la plata. Tener la plata prolija trae más plata.
-¿No puede hacer una demostración de cómo guardar el dinero?
-Usted tiene que colocar los billetes cara con cara. No falla, si hace esto, va a tener más. Se multiplica.
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