La acusación de Maduro, que incluyó a “algunas instituciones del Estado colombiano”, tuvo lugar un día después de que la relación bilateral se resintiera súbitamente luego de que las más altas autoridades de Colombia recibieran al líder de la oposición venezolana, Henrique Capriles Radonski. “Hay una operación psicológica dirigida desde Bogotá para dividir la fuerza revolucionaria y debilitar la democracia de Venezuela” y “está dirigida por mentes perversas dedicadas a la guerra sucia y psicológica contra nuestra patria”, sostuvo Maduro durante un acto de entrega de material a las fuerzas armadas, en una base aérea en el estado Aragua. El mandatario aseguró que “han tomado al presidente de la Asamblea Nacional (parlamento) como objetivo para destruirlo; Diosdado está sometido ahora al fuego enemigo, para tratar de buscar su asesinato moral y ver si después pueden buscar su asesinato físico”, reportaron las agencias AVN, ANSA, DPA y EFE y el canal privado Globovisión. “Alerta a la Fuerza Armada, alerta a la patria, están buscando sicarios en el exterior, están buscando asesinos en el exterior para venir a matar soldados venezolanos”, agregó el jefe del Estado. La relación entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, cordial desde la asunción en el primer país del presidente Juan Manuel Santos, en agosto de 2010, se tensó luego de que el mandatario, la canciller María Ángela Holguín y los titulares del Senado y la Cámara de Representantes, Roy Barrera y Augusto Posada Sánchez, recibieran ayer a Capriles en Bogotá. La Presidencia colombiana sólo difundió una fotografía de Santos con Capriles, pero éste, a través de un comunicado de su oficina de prensa, reveló que denunció ante el mandatario “el incumplimiento de los acuerdos llegados en la reunión de la Unasur con respecto a la auditoría de las pasadas elecciones presidenciales del 14 de abril” en Venezuela. Esos contactos fueron duramente criticados ayer por el gobierno venezolano, que además condicionó la continuidad de su participación en el diálogo que el gobierno colombiano lleva adelante con las FARC en busca de un acuerdo de paz. El canciller, Elías Jaua, sostuvo que con las reuniones que mantuvo ayer Capriles se buscó “minar las buenas relaciones entre Venezuela y Colombia” y se confirmaron las acusaciones de que “desde Bogotá había una conspiración contra el gobierno venezolano”. En tanto, Cabello opinó que “Santos, que dice ser amigo, le está poniendo una bomba al tren de las buenas relaciones con Venezuela” al reunirse con alguien “que está en contra de la paz de Venezuela, como es el asesino de Henrique Capriles”. Las declaraciones de Jaua y Cabello fueron replicadas anoche mismo por sus pares colombianos. Holguín afirmó que Santos, “desde que inició su gobierno, decidió tratar los asuntos con el gobierno de Venezuela de una manera directa” y “alejados de la diplomacia de micrófonos, que es tan dañina”. Asimismo, Barrera escribió en su cuenta de Twitter: “Para el colega Diosdado: bienvenidas todas las voces venezolanas. Las palabras no son bombas de tiempo, son para evitar las bombas y la violencia.” Por su lado, Capriles, que hoy permaneció en Bogotá y protagonizó un acto con residentes venezolanos, sostuvo que “Colombia tiene el derecho, como país soberano, de recibir a quien quiera recibir” y “no debe dejarse chantajear” por la actitud del gobierno venezolano con respecto a las negociaciones de paz con las FARC. “Quiero pedirle excusas a todo el pueblo colombiano por esas declaraciones, esas bravuconadas de algunos funcionarios de Venezuela”, agregó Capriles. En medio de semejante tensión, el ministro colombiano de Hacienda, Mauricio Cárdenas, anunció en un comunicado que estaba dispuesto a viajar a Caracas para acordar con autoridades locales que “Colombia pueda abastecer a Venezuela, que tiene en este momento un serio problema de suministro de bienes esenciales y básicos”.
Maduro dice que hay una operación psicológica dirigida desde Bogotá para debilitar la democracia de Venezuela
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