La producción de granos como soja, maíz y sorgo en la localidad santiagueña de Quimilí sumado a la instalación de la planta de prensado y extrusado de la Cooperativa Sudecor y los más de 600 kilómetros que los separan del puerto de Rosario, hacen que la región reúna las condiciones para agregarle un eslabón a la cadena: la producción de cerdos. “La inversión y el valor en origen son clave para generar desarrollo en un pueblo como Quimilí”, afirmó Mario Bragachini, técnico del INTA, durante la jornada “El agregado de valor en la cadena porcina”, que se realizó este lunes en dicha localidad santiagueña. El objetivo de la jornada fue presentar a la producción de ganadería porcina como una alternativa rentable para completar la cadena de valor agregado. La reunión convocó a más de 180 personas, entre productores locales, contratistas y arrendatarios y contó con la participaron del gerente de la Cooperativa Sudecor, Osvaldo Schiavetti y Mario Bragachini, referente del INTA en agregado de valor en origen. Se expusieron las virtudes de la tecnología y asociativismo para el desarrollo sustentable de la región. “Quimilí es un lugar donde se hace mucha soja, sorgo y maíz y al estar lejos del puerto, tiene la necesidad de transformar la actividad en valor agregado”, explicó Bragachini, quien agregó que un sistema eficiente, pequeño, de 50 madres, utiliza y transforma cerca de 20 hectáreas de maíz y otras tantas de soja en carne. “Estamos camino a completar la cadena de valor agregado”, afirmó Schiavetti. La cooperativa instaló una planta de prensado y extrusado de soja primero en Oncativo y en el año 2011, en Quimilí. Esta última tiene la capacidad de procesar 100 toneladas de harina y aceite de soja por día y 10 toneladas de alimento balanceado por hora. También cuentan con un feed lot con capacidad para 6 mil cabezas, ocupado actualmente con casi 3 mil bovinos. El modelo de Oncativo Unidos en forma asociativa, 24 productores de la localidad cordobesa de Oncativo se unieron para instalar una fábrica de lechones, “que es el cuello de botella de la producción porcina”, aseguró el técnico Mario Bragachini. Hoy poseen 250 madres de alta producción, con 27 lechones por cada una. Cuando los animales alcanzan los 30 kilos, cada productor retira la cantidad de lechones que le corresponde y el engorde lo hace de forma individual, con sus granos y su mano de obra. Para el técnico del INTA, es factible trasladar ese modelo a Quimilí, porque “las condiciones están dadas y todos coinciden que la producción de cerdo es la actividad que más rentabilidad y posibilidades de desarrollo tiene”. Se estima que en 2020 la cadena porcina aumentará la producción un 125%, un 80% el consumo y un 1.200% las exportaciones. Según el gerente de la Cooperativa Sudecor, “para que los productores desarrollen este proyecto, tienen que tener alguna previsibilidad, que alguien les va a comprar la producción y esa podría ser nuestra participación”. También mencionó la necesidad de conocer el mercado, ya que “hay seis provincias del norte que demandan la carne de cerdo. En vez de enviar los granos al puerto y que vuelvan convertidos en alimento, el productor debería hacer esa transformación”. Presentó a la planta de extrusado de soja y de alimento balanceado como uno de los factores claves para la fábrica de cerdos, ya que podría abastecer alimentos e invertir en un frigorífico. “Estamos dispuestos a aumentar la apuesta. Va a haber un trabajo mancomunado para lleva adelante el objetivo principal, que es ir más allá con la cadena de valor”, afirmó Schiavetti.
Impulsan el cooperativismo para completar círculos de valor agregado
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