La presidenta Cristina Kirchner viajará esta semana a San Petersburgo, Rusia, para participar de la cumbre del G-20 e intentar dialogar con el estadounidense Barack Obama por la disputa del país con los fondos buitre. En el encuentro que tendrá lugar entre el 5 y el 6 de septiembre, la jefa de Estado también intentaría obtener el apoyo de la administración rusa de Vladimir Putin, uno de los hombres más poderosos del mundo. En este viaje la presidenta también podría cerrar un acuerdo de inversión con Gazprom, una poderosa compañía rusa de producción de gas, para la explotación no convencional de hidrocarburos. El gigante gasístico ruso está negociando participar en los proyectos en Argentina del alemán Wintershall, filial de BASF, con el fin de reforzar su presencia en América Latina, según publicó el diario ruso Kommersant. La agenda de los jefes de Estado estará muy cargada: deuda, fiscalidad y regulación serán los principales asuntos económicos que se atenderán en la ciudad imperial rusa de San Petersburgo. Uno de los temas que más preocupan es el de la deuda pública de los países más productivos, dado que la disciplina presupuestaria se ha visto relegada a segundo plano. En la última reunión preparatoria de los ministros de Finanzas de finales de julio, el G20 concluyó que su «prioridad a corto plazo» es «fomentar el empleo y el crecimiento», mientras que la reducción de la deuda pública se convierte en objetivo de «mediano plazo». En el orden del día no está fijar objetivos de deuda, como en Toronto en 2010, reconoció Rusia, que preside esta cumbre. «Hay consenso para decir que se necesita suavizar inteligentemente los objetivos de Toronto», constata una fuente diplomática francesa. La fiscalidad fue el tema más destacado durante las reuniones preparatorias de la cumbre y el «principal asunto sobre el que está de acuerdo todo el mundo», según el economista Chris Weafer. Encargado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), trata, por un lado, de luchar contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales mediante el intercambio automático de información entre los países. Asimismo, lucha contra los mecanismos que permiten a las multinacionales eludir pagar impuestos aprovechando portillos de los sistemas tributarios. Putin subrayó que el plan de acción del G20 abre la vía «al paso más importante dado en cien años hacia una mayor cooperación fiscal de nuestros países». El tercer tema central de la Cumbre será la regulación financiera justo en momentos en los que la Argentina intenta avanzar con impuestos sobre la renta de los bancos. El asunto forma parte de las prioridades destacadas por Rusia para la presidencia del G20, que forma parte de su «ADN», según una fuente europea. La cumbre analizará en particular el «shadow banking», el sistema bancario en la sombra que escapa a la regulación y que desempeña un papel primordial en la financiación de la economía, en particular en China. También se presentará un informe sobre los bancos «demasiado grandes para caer», tan grandes que los poderes públicos no tienen más remedio que rescatar para evitar que sus economías sean arrastradas en la caída.
Cristina viaja al G-20 con los fondos buitre en la agenda
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