El papa Francisco recibió de regalo un viejo Renault 4L blanco que ya tiene 300 mil kilómetros y lo probó el 7 de septiembre, momentos antes de ir a la vigilia por la paz en la Plaza San Pedro. La entrega tuvo lugar en el Vaticano por parte del padre Renzo Zocca, propietario del auto que ya no usaba y que se lo había ofrecido al Papa. Hace unos días, recibió una llamada de teléfono y como es el estilo papal dado a sorprender del otro lado de la línea se escuchó: «Pronto, sono Francesco» y luego le dijo, «¿Por qué no me traés el auto que me habías ofrecido?». El sacerdote, de 69 años, párroco de Santa Lucía de Pescantina, provincia de Verona, en el Véneto, cuenta: «Reconocí enseguida la voz. Así, después de haberle escrito una carta comentándole la posibilidad de cederle mi viejo auto, él me llamó y nos pusimos de acuerdo». Además un fotógrafo de la agencia AFP captó el momento en el cual el sumo pontífice se subía un rato antes de ir a la vigilia por la paz en plaza San Pedro. Se trata del pequeño auto, también conocido como «Renoleta» que en Argentina marcó los años 70 ya que durante tiempo fue el primer modelo al que podían acceder las familias de clase media. El Papa recibió de este modo el vehículo de las propias manos de don Zocca que lo llevó a dar una vuelta por el Vaticano y le dio algunas instrucciones de manejo. El 4L tiene la palanca de cambios al costado del volante, «a la francesa». «Desde el comienzo del pontificado, tomé nota de que el papa Francisco dijo que la renovación de la Iglesia empieza en las periferias y por lo tanto me vinieron enseguida a la mente mis 25 años en las periferias de Verona, cuando estaba en la parroquia de Santa María Magdalena», dijo el padre Zocca. Pero también recordó las épocas en que Jorge Bergoglio como arzobispo de Buenos aires, en su país «del fin del mundo», mandaba a sus curas a las villas a abrir parroquias entre los pobres. «Me impactó cuando el Papa dijo que el olor de sus pastores, de sus sacerdotes, debía ser el de las ovejas, o sea de las personas a las que seguimos. Me vino a la mente entonces, donarle mi Renault, que hizo 300 mil kilómetros. Se lo ofrecí por carta, el 15 de julio, y el 10 de agosto me llamó, me preguntó si estaba seguro de querer regalárselo y si no le servía a otra persona y si yo tenía otro auto para mí. Lo tranquilicé y entonces me invitó a venir a San Pedro a traérselo, tomó la agenda y me propuso el 5, 6 ó 7 de septiembre, en tres horarios posibles», narró el sacerdote italiano. Añadió: «Yo estaba desconcertado y en vez de decirle enseguida que sí, fui yo también a buscar mi agenda…», cuenta el párroco. Pero finalmente se pusieron de acuerdo, pero todavía se ignora el destino que dará Francisco a la «renoleta».
El Papa recibió de regalo un Renault 4L
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