La Tragedia de Anahí: Una Vida Cortada por una Bala Perdida
En el décimo aniversario de esta dolorosa historia, la memoria de Anahí Tamara Copa sigue viva, recordándonos la fragilidad de la vida en medio de la violencia.
Hace diez años, una bala perdida acabó con la vida de Anahí Tamara Copa, una joven madre de 21 años de edad. En aquel trágico 8 de diciembre de 2015, ella se encontraba amamantando a su bebé en su hogar, situado cerca de un vecindario conflictivo en Comodoro Rivadavia, cuando un proyectil provocado por un ataque dirigido a la familia Nieves la hirió fatalmente, dejando a su pequeño hijo Rodrigo Jesús, hoy de 11 años, a centímetros de sufrir la misma suerte.
Recuerdos de una Vida Dolorosa
La madre de Anahí, Sandra Copa, evoca con profundo dolor la vida de su hija: “No tenía problemas con nadie, estudiaba y trabajaba arduamente para cuidar de sus hijos.” Anahí, nacida el 20 de junio de 1994 en Salta Capital, buscó un futuro mejor en Comodoro Rivadavia, pero su historia fue interrumpida brutalmente por la violencia que azotaba la región.
Justicia y Conexiones de Crímenes
Las investigaciones revelaron que la noche del ataque, Diego Serrano y Rodrigo Soto utilizaron un vehículo rojo para llevar a cabo el ataque dirigido a los miembros de la familia Nieves. Mientras disparaban, un proyectil atravesó la pared de una vivienda, resultando en la muerte de Anahí. Ambos hombres, ya conocidos por las autoridades por sus delitos violentos, fueron condenados: Soto a 13 años de prisión y Serrano a 11 años y seis meses.
Un Contexto de Miedo
La violencia en Comodoro Rivadavia no era un hecho aislado. En esos años, la ciudad lidiaba con un alarmante aumento de homicidios. Entre 2009 y 2015, se registraron 196 asesinatos, con un promedio de 28 por año. Muchas de las víctimas eran mujeres, como Anahí, que se convirtieron en el rostro de una tragedia que tocó a distintas familias en la región.
Honrando la Memoria de Anahí y Otras Víctimas
Hoy, Sandra Copa no solo recuerda a su hija, sino que también reflexiona sobre el legado trágico de tantas mujeres que han perdido la vida a causa de la violencia. Anahí y otras víctimas, como Eliana Epulef y Celeste Daniela Colivoro, son un recordatorio doloroso de la lucha contra la violencia de género y el crimen organizado. En su memoria, se levantan las voces de quienes aún buscan justicia.
“La pérdida de un hijo es un dolor irreparable. Se convierten en parte de nosotros, llevamos sus recuerdos siempre. A pesar de la tristeza, he encontrado la fuerza para criar a mis nietos como si fueran mis propios hijos,” comparte Sandra, continuando su vida mientras enfrenta el pasado.
