Un estudio realizado en Alemania comprobó científicamente los efectos que provocan la falta de sueño y de actividad sexual al organismo.
El estudio realizado por investigadores del Instituto de Psicología Médica de Munich comprobó científicamente los efectos que tienen la falta de sueño y actividad sexual para nuestro organismo.
La conclusión a la que arribó el equipo de investigadores del Instituto de Psicología de Munich es simple: dormir poco hace mal. Es decir que lograron comprobar científicamente que el cuerpo «pasa factura» cuando las horas de sueño no son suficientes.
Para llegar a esta conclusión, los especialistas realizaron un seguimiento a más de 65.000 personas, prestando especial atención a sus hábitos de descanso. Así, revelaron que en la actualidad se están distorsionando los tiempos de sueño necesarios para nuestro organismo y que esto tiene un fuerte impacto en nuestra salud.
Puntualmente los investigadores observaron que mientras más diferente es el descanso de un individuo en los días de semana y en los fines de semana, mayor es la probabilidad de sufrir obesidad y sobrepeso.
Jet Lag Social es el nombre que recibe este fenómeno que no sólo engorda sino que también mata, según indicaron los especialistas a cargo del estudio. Bajo esta
denominación se encuadra la diferencia de tiempo de sueño que una persona tiene los días de semana y los fines de semana.
Estas modificaciones en la estructura de descanso causan un desajuste crónico entre lo que nuestro organismo necesita y lo que nuestras actividades diarias exigen. Esta diferencia afecta a nuestro reloj biológico y tiene un impacto en nuestros ritmos circadianos, por lo que afectaría al metabolismo, provocando una tendencia a la obesidad y al sobrepeso.
Gracias a los datos recabados, los investigadores pudieron identificar una clara relación: mientras mayor es la diferencia de horas de sueño entre semana y los fines de semana, el índice de masa corporal tiende a incrementarse.
Si bien los expertos desconocen los detalles de por qué se presenta este fenómeno, creen que está vinculado con el hecho de que forzamos al cuerpo a comer cuando no lo necesita. Si tenemos esto en cuenta y le sumamos un estilo de vida sedentario, los riesgos pueden ser fatales.