En diciembre de 2017 el Juzgado de Familia Nº2 Tigre, Departamento Judicial de San Isidro, lanzó una convocatoria pública para dar con posibles adoptantes para dos hermanitos: C.A., una nena de 14 años y L.E., un varón de 11. Sin embargo nadie se presentó. Ahora están juntos en un hogar, pero si no encuentran una familia pronto, deberán separarlos.
En la publicación de la convocatoria pública que se difundió el 1° de diciembre pasado se daban apenas algunos detalles. Sobre C.A. (14), que nació el 30 de abril de 2004, que es «introvertida, se encuentra escolarizada, juega al voley y hace gimnasia artística». Sobre su hermano menor, L.E. (11), nacido el 8 de junio de 2007, que «hace fútbol y concurre a un taller artístico».
Su historia es la de muchos chicos y adolescentes que en el país esperan por una familia, pero a los que las estadísticas no los ayudan. Mientras el 91% de los inscriptos manifiesta una voluntad adoptiva de sólo menores de 1 año, éstos no representan ni el 15% del total de nenes y nenas que sueñan con un hogar en la Argentina.
La especialista es una de las que hoy redobla esfuerzos para buscar por todas las vías posibles, que C.A. y L.E. no sean separados. Y es que si bien hoy están juntos en un hogar de menores, la más grande está en el límite de edad permitida, a pocos meses de tener que ser transferida a una institución para adolescentes, de ser separada de su hermano.
«Se pidió una pareja de hombre y mujer porque los chicos pidieron esto», dejó saber Chicharro, aunque ante las pocas entrevistas con posibles familias, ya los terapeutas que trabajan con los hermanos comenzaron a hablarles de la posibilidad de tener que aceptar a padres del mismo sexo o ser alejados uno del otro.
El tiempo es un factor clave. A medida que pasan los meses se vuelve cada vez más concreta la posibilidad de que C.A. y L.E tengan que separarse. Sus edades, a pesar de ser dos criaturas, son como en la mayoría de estos casos el problema más grande.
«Muchas veces la gente no se anota con chicos grandes porque tienen miedo a la historia de los chicos, y muchas veces lo chicos tienen miedo a la historia de los grandes también», expuso la psicóloga, sobre cómo el temor a lo desconocido termina promoviendo el desencuentro.
«Todos los chicos que están en hogares sienten la espera, porque muchos otros chicos van saliendo, o son vinculados con familias y ellos ven que ellos no», describió Chinchorro sobre lo que hoy es la realidad de C.A. y L.E.
Mientras que la más grande de los hermanos, de 14 años ayuda y se llena de actividades, su hermano de 11, es el que manifiesta todo el malestar de lo que les toca vivir por estos días.
L.E. presenta además un leve retraso, pero que para la especialista «es puramente emocional». «Al tener vínculos seguros puede haber un avance en él», sostiene y destaca algo que pareciera evidente, pero que se contrapone a la estadística: «tenemos un montón de chicos en adopción, pero no son los chicos que la mayoría esperan. No son chicos ideales. Estos son chicos reales y necesitan padres reales».
En el país hay 200 convocatorias públicas que buscan referentes afectivos o tutores, la mayoría para chicos con más de 10 años, grupos de hermanos o chicos con discapacidades, las realidades más difíciles a la hora de encontrar familias dispuestas a enfrentarse a un proceso de adopción.
Quienes decidan asumir el compromiso de ofrecerles afecto, informan desde el Juzgado de Familia Nº2 Tigre, Departamento Judicial de San Isidro, pueden acercarse a Av. Cazón 510 o llamar al teléfono:011-4731-7320/7300 o al Registro Central de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción a los números 0221- 410 4400, internos 42897–56300. También escribir al email regcentraladopcion@scba.gov.ar utilizando el formulario que se encuentra en http://www.scba.gov.ar/servicios/adopciones.ar .