La intención es extender las sanciones a Irán y aplicar duros controles a financistas involucrados con el grupo terrorista, pero muy en particular por su expansión y estructura financiera en México, Venezuela, los países del ALBA, y especialmente por sus vínculos con los cárteles mexicanos de la droga y la guerrilla colombiana de las FARC para lavar dinero y financiar sus actividades terroristas en Oriente Medio.
El primero en padecer la nueva política estadounidense ha sido un viejo socio de Hezbollah en Latinoamérica, Tareck Zaidan El Aissami Maddah (conocido como Tareck El Aissami), vicepresidente en funciones de Venezuela, que fue colocado por el Departamento del Tesoro estadounidense en su lista de personas relacionadas con el tráfico de drogas y el favorecimiento a las actividades de lavado de dinero y otros delitos como fraude a favor del grupo terrorista, según se publicó en un anuncio el pasado lunes en Washington, en el que se indica que El Aissami «juega un papel importante en el apoyo al tráfico internacional de estupefacientes y especialmente en la droga que ingresa a los EEUU».