Los ansiolíticos tienen efecto sedante y se emplean como tranquilizantes o inductores del sueño. El grupo más empleado son las benzodiazepinas, entre las que se encuentran diazepam, buspirona, ketazolam, lorazepam, midazolam y alprazolam. Requieren receta médica.
Efectos secundarios. La mayoría surge por la acción de estos medicamentos, que disminuye la actividad del sistema nervioso:
- Somnolencia. Exceso de sueño.
- Debilidad. Falta de fuerza.
- Cansancio muscular. Sensación de fatiga sin haber hecho esfuerzo físico.
- Confusión. Falta de claridad en el pensamiento.
- Cefalea. Dolor de cabeza.
- Sequedad de boca. Falta de producción de saliva.
- Constipación. Estreñimiento, generado por baja actividad neuronal, que desencadena baja movilidad intestinal.
- Anorexia. Pérdida de apetito; no confundir con el síndrome que se genera cuando una persona presenta miedo extremo a la obesidad y deja de alimentarse.
- Mareos. Vértigo y pérdida de equilibrio ocasional.
- Ataxia. Entorpecimiento; pérdida de coordinación de movimientos, ligero temblor de dedos.
- Visión borrosa. Dificultad para enfocar objetos.
- Adicción. Dependencia física o mental hacia el medicamento (por uso prolongado o dosis elevadas).
- Síndrome de abstinencia. Nerviosismo, ansiedad y desesperación, como consecuencia de la dependencia al fármaco.
Contraindicaciones:
- Embarazo y lactancia. Estas sustancias pueden afectar al feto o niño que se alimenta con leche materna.
- Historia de dependencia a drogas u alcohol. Existe riesgo de desarrollar dependencia a estos medicamentos.
- Miastenia gravis. Enfermedad que se caracteriza por generar debilidad muscular progresiva; por sus efectos secundarios, las benzodiazepinas pueden afectar al paciente.
- Insuficiencia respiratoria. Dificultad para respirar. Al generar debilidad, estos medicamentos pueden empeorar la situación.
- Apnea. Es el cese temporal de la respiración durante el sueño (ronquidos). Ya que los ansiolíticos relajan, una mayor distensión de los músculos del cuello puede generar asfixia durante el sueño.
- Enfermedades hepáticas. Los fármacos son procesados por el hígado, y dicha labor representa gran esfuerzo para éste órgano. Por ello, en condiciones como hepatitis (inflamación del hígado) o insuficiencia (incapacidad de éste órgano para cumplir sus funciones) se desaconseja su empleo.
- Insuficiencia renal. Los medicamentos se eliminan a través de la orina, que filtra el riñón. Cuando éste órgano no funciona adecuadamente, lo mejor es no utilizar benzodiazepinas o permanecer bajo vigilancia del especialista.