Los corticoides son otra familia de antiinflamatorios, pero similares a la hormona cortisona que generan las glándulas suprarrenales (localizadas sobre los riñones). Son muy útiles en problemas por reacciones autoinmunes, es decir, cuando el sistema de defensa del organismo ataca a sus propios órganos y tejidos. Las principales sustancias que se emplean por vía oral son la prednisona, metilprednisolona y dexametasona, en tanto que por vía tópica son hidrocortisona, beclometasona, betametasona, metilprednisolona y triamcinolona.
Efectos secundarios. Debido a que intervienen en el funcionamiento hormonal, pueden ser graves si no se sigue el tratamiento determinado por el médico (los corticoides por vía tópica también generan problemas, pues al absorberse pasan a la sangre):
- Osteoporosis. Debilidad en huesos, pérdida de minerales (calcio, magnesio).
- Hipertensión arterial. Aumento en la tensión sanguínea.
- Hemorragia digestiva. Lesiones al interior del esófago, estómago o intestinos que generan sangrados.
- Adelgazamiento de la piel. Es un problema que ocurre, principalmente, por uso continuo en la epidermis.
- Alteración del apetito. Puede aumentar o disminuir, generando cambios de peso corporal.
- Depresión, irritabilidad. El carácter de una persona también puede verse afectado.
Contraindicaciones:
- Embarazo y lactancia. No se recomiendan porque pueden afectar al bebé.
- Herpes simple ocular. Es la infección de la córnea del ojo por acción de este virus, también responsable de los fuegos labiales. Como los corticoides disminuyen la acción de defensa del organismo, favorecen que este virus se reproduzca y dañe al ojo.
- Infecciones agudas o crónicas. Al igual que en el caso anterior, el uso de estos productos puede ser contraproducente y favorecer el ataque de microorganismos invasores.
- Diabetes. La elevación de los niveles de azúcar puede empeorar con estos medicamentos.
- Osteoporosis. También la debilidad de huesos puede acentuarse, así que su uso debe estar estrictamente vigilado.
- Insuficiencia Renal. Estas sustancias también pueden atrofiar la actividad de un riñón que no filtra la sangre eficazmente.