En las últimas semanas se ha fortalecido la evidencia de que el daño cardíaco puede ocurrir incluso entre pacientes asintomáticas de infección por coronavirus
Inicialmente considerábamos a este virus como respiratorio, dado que es su sello distintivo y las principales manifestaciones clínicas son respiratorias. Sin embargo el COVID-19 tiene un amplio espectro de complicaciones cardiovasculares, que incluyen falla cardíaca nueva, arritmias, síndrome coronario agudo, inflamación del corazón y hasta paro cardíaco. Además, la presencia de lesión cardíaca ha mostrado tasas de mortalidad desproporcionadas.
La inflamación del corazón, llamada miocarditis es una complicación potencialmente letal, y se han publicado múltiples reportes de casos. Actualmente se desconoce el mecanismo exacto, pero recientes hallazgos sugieren que parece ser el resultado de la infección directa del virus que ataca el corazón, o posiblemente como consecuencia de la inflamación desencadenada por la respuesta inmune excesivamente agresiva del cuerpo. Hay reportes de hallazgos directos de partículas del virus en el corazón a partir de estudio de biopsias cardíacas y autopsias.
Recientemente realizamos una revisión de todos los casos reportados en la literatura sobre miocarditis asociada a COVID-19, y hallamos que los pacientes son jóvenes, con un promedio de 49 años, todos presentaron deterioro de la función del corazón, siendo severo en el 60%. Y la mortalidad fue del 15% aproximadamente.
Fuera de los reporte de casos publicados, se desconoce la incidencia exacta de afectación del miocardio o miocarditis entre los pacientes hospitalizados con coronavirus. Sin embargo, varios estudios han informado lesiones cardíacas entre pacientes hospitalizados con COVID-19. De un estudio de pacientes de un hospital de la Universidad de Wuhan, aproximadamente el 20% tenían lesión cardiaca, y en estos pacientes la mortalidad fue significativamente superior (51,2% frente a 4,5%).
Cualquier secuela cardíaca que persista semanas o meses después de la infección es claramente preocupante, y estamos viendo más evidencia de ello. Un estudio evaluó con resonancia magnética cardiaca a 100 pacientes recientemente infectados por COVID-19, la mayoría de los pacientes se recuperaron en casa y la gravedad de la enfermedad varió de asintomática a síntomas leves a moderados. Los autores reportaron compromiso cardíaco en 78% de los pacientes e inflamación del corazón activa en el 60%.
Además durante la pandemia de COVID-19, se ha reportado un aumento muy significativo en la incidencia de Síndrome del corazón roto o Takotsubo, alcanzando el 7,8% en comparación con la incidencia prepandemia del 1,7%. Esta enfermedad presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en pecho y dificultad para respirar. Pero habitualmente es transitorio, y no afecta a las arterias coronarias como un infarto, sino al músculo cardíaco. El COVID-19 ha provocado múltiples niveles de estrés en la vida de las personas en todo el mundo, a nivel emocional, exacerbado por el aislamiento prolongado y las historias trágicas que involucran a familiares, sumado en Argentina la situación socioeconómica actual. Todos estos representan posibles desencadenantes de esta enfermedad.
Mientras la pandemia continúa avanzado, el autocuidado durante este momento difícil es fundamental para la salud de nuestro corazón y nuestra salud en general.
Actualmente los cardiólogos nos encontramos ante un triple desafío, el de continuar atendiendo ininterrumpidamente a los pacientes con enfermedades cardiovasculares, brindar atención médica a tiempo a las urgencias cardiovasculares, y poder detectar tempranamente las complicaciones y secuelas de los pacientes con COVID-19.
Autores: Dra. Mirta Diez (MN 68.240) y Dra. Lucrecia María Burgos (MN 148.752) miembros del servicio de insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar y trasplante cardíaco del ICBA Instituto Cardiovascular.
Inés Peralta Ramos I WhatsApp +54 9 11 5248 8116
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