La mujer de 70 años reveló el horror vivido cuando Luca Alaimo, de 18 años y a quien conocía desde chico, la ultrajó en su casa de Dock Sud: «Me susurraba: ‘Disfrutá, vieja'». Cinco días después, el delincuente asesinó a la joven policía en Glew
«Disfrutá, vieja», le susurraba al oído mientras la violaba. La había amenazado con un cuchillo en la puerta de su casa, llevado a los empujones hasta la habitación, tirado al piso, atado las manos, vendado los ojos. Y entonces fue que la violó.
A los 70 años, Ana -brasileña, jubilada, vecina de Dock Sud, Avellaneda, desde hace 35 años- relató con la voz quebrada el horror de lo vivido esa mañana del 23 de julio en la que Luca Martín Alaimo, de 18 años, la golpeó, la torturó y abusó de ella.
La mujer, en medio de los golpes, había reconocido a su atacante. «Lo conozco desde que estaba en la panza de la madre, sus abuelos viven enfrente de mi casa. Cuando era chiquito venía a jugar a casa y yo le regalaba caramelos», le dijo en un desgarrador testimonio a TN y la Gente. «Me llevó a la habitación, me violó analmente y me obligó a hacerle sexo oral. Todo eso bajo tortura», narró la pesadilla vivida.
Aún shockeada, hizo la denuncia y declaró frente a la fiscal de Avellaneda María Laura Carballal, que abrió un sumario por «abuso sexual con acceso carnal calificado por haber configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante y por haberse cometido con armas, en concurso real con robo agravado por el uso de armas» y ordenó la captura del joven. La mujer declaró que en el barrio todos sabían que Alaimo les robaba a los vecinos y que la gente decía que era «un chico incontrolable».
A las 8:30 de ese lunes lluvioso, el joven la sorprendió y la amenazó con dos cuchillos cuando ella abrió la puerta de su casa para «sacar a mis gatos». Luego la ultrajó y revolvió toda la casa: se llevó algo de dinero, ropa de la víctima, valijas, vasos de cristal y hasta latas de pintura. Ana cree que un cómplice lo ayudó a llevarse todo lo robado, aunque no vio a otra persona dentro de la casa.
Después del hecho, sus familiares decidieron ir hasta la casa del joven para enfrentar a los padres y contarles el horror vivido. Fue una conversación tensa, donde los allegados a la jubilada increparon a los Alaimo. Los progenitores de Luca casi no hablaron, dijeron que no sabían dónde estaba su hijo y se limitaron a devolver algunas de las cosas robadas.
Cinco días más tarde, y mientras la policía lo buscaba, Luca Alaimo siguió su raid delictivo, que terminó a sangre y fuego cuando -según los testigos- asesinó de un balazo en la cabeza a la policía Tamara Ramírez en la madrugada del 28 de julio.
A las tres de la mañana del sábado, armado con una pistola calibre 32, el delincuente ingresó a la casa del teniente primero de la Policía Serafín Ramírez, en Los Patos al 900, Glew. El oficial vivía allí con su hija y el novio de la joven, Mariano Albornoz (24), policía también en Almirante Brown.
La tragedia que terminó con Serafín Ramírez cubriendo el cuerpo de su hija desangrándose sobre el piso de la cocina, se desarrolló en pocos minutos: Alaimo ingresó para robar, el primer teniente escuchó ruidos, el delincuente lo apuntó con su arma, y entonces el oficial intentó quitársela. Los gritos alertaron a Tamara y a su novio, que corrieron para ayudarlo. En la pelea, Luca Alaimo logró quedarse con el arma y disparó. La primera bala pegó en la cabeza de Tamara, la segunda hirió en un muslo a su novio. La joven de 26 años cayó muerta frente a los ojos de su padre.
El delincuente huyó llevándose las armas reglamentarias de los policías. En la huida, entró a una casa a solo 800 metros de la de Ramírez, amenazó a la familia de Omar Zabala, buscó plata y pretendió cambiarse la ropa para poder «camuflarse» ya que la policía lo estaba buscando.
Alaimo fue detenido esa misma noche y dio un nombre falso: usaba la identidad de Daniel Vargas. La policía confirmó que el joven de 18 años tenía orden de captura por haber violado a una mujer en Dock Sud, solo cinco días antes del crimen.
Luca Alaimo está detenido a disposición de dos juzgados: en el N° 10, acusado de robo agravado por uso de arma de fuego, por «abuso sexual con acceso carnal y por haber configurado un sometimiento gravemente ultrajante»; en el N° 5 de Lomas de Zamora, imputado por homicidio en ocasión de robo y lesiones graves.