Acuñada en Argentina un 24 de agosto de 1958 en honor a José de San Martín -ese día de 1816 nacía su única hija Mercedes- considerado el «Padre de la Patria», la fecha luego se adaptó a la modalidad norteamericana que festeja, independientemente del día del mes, el tercer domingo de junio. Sin embargo, en pleno siglo veintiuno, la conformación de una familia admite muchas más variantes que el clásico «mamá y papá». ¿Cómo debería ser entonces el día del padre para las familias que no responden a esa configuración tradicional? Silvina Maddaleno tiene 42 años, está casada con Andrea y desde hace ocho años, gracias a técnicas de fertilización asistida, son madres de trillizos. El colegio al que asisten sus hijos es público y, dice, desde hace algunos años cambió el festejo del Día del Padre por el Día de la Familia con el objetivo de impulsar una concepción más inclusiva, considerando la proliferación en las aulas de alumnos con otras constituciones filiales. «Es un error pensar que hoy hay nuevas familias. La diferencia es que existe un contexto de visibilidad porque ahora estamos protegidas por el Estado a través del derecho. Son nuevas familias en su posibilidad de ser visibles», remarcó Maddaleno. «No estoy en contra de que existan estas fechas, son lindas para agasajar a personas queridas, pero creo que también están buenas para reflexionar los roles de lo masculino y lo femenino dentro de una familia, para repensar el mandato», remarcó. «Si ves las publicidades del Día del Padre, los productos que se ofrecen para comprar, el mandato del género masculino está relacionado al hombre como proveedor, fuerte, y no se contempla que no todos los papás tienen ese rol dentro de la familia», reflexionó. Es que cada vez que junio aparece en el calendario, vidrieras, publicidades callejeras, gráficas, despliegan su catálogo de ofertas «ideales para papá». En 2015, según datos de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los productos que más se vendieron para agasajar a los padres en su día fueron indumentaria, artículos deportivos, electrónicos y vinos. «Hoy -agregó- hay tantas masculinidades como hombres en el mundo. Lo que se rompió es el estereotipo; ya los roles no están más asociados al género y este tipo de celebración sirven para ver más claramente cuál es el mandato y el estereotipo que nos bajan». «Estas celebraciones tienden a reproducir un modelo que no incluye todas las configuraciones actuales que puede abarcar la noción de familia contemporánea», indicó a Télam Juan Tesone, médico psiquiatra, titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la Sociedad Psicoanalítica de París, «y, en ese marco, lo que más cuesta admitir es que las configuraciones familiares son una construcción cultural y no una mera construcción basada en lazos sanguíneos». Pensar en fechas como el día del padre o de la madre es, para Osvaldo Delgado, titular de la cátedra Psicoanálisis Freud I de la facultad de psicología de la UBA, «es abonar a un reduccionismo muy grande». «El paradigma debería mutar a uno nuevo y unificador, orientado en la concepción de familia. Seguir hablando del día del padre y de la madre en la actualidad es abonar a una versión de mercado que no se condice con lo que sucede en la realidad», resaltó Delgado. Julio Pasquarelli es padre de Octavio, un niño que ahora tiene diez años y está en quinto grado: «Soy padre soltero, adopté a Oki cuando era un bebé y en el jardín al principio daban por sentado que si había un padre tenía que haber una mamá. A veces la sociedad tiende a dar forma a lo que considera que no lo tiene y la paternidad siempre se busca dentro de un contexto familiar de a dos». Según datos del último censo realizado en octubre de 2010, casi 25 mil hogares están formados por parejas del mismo sexo. Ese mismo año se aprobó la ley de Matrimonio Igualitario de modo que se estima que esa cifra debe haber crecido en los últimos seis años. Además, una investigación realizada por la Universidad Argentina de l
El día del Padre excluye a las familias no convencionales
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