Por Ricardo Kirschbaum clarin.com Diplomáticos extranjeros avisados de la situación interna argentina comenzaron ya a analizar la influencia que tendrá el escenario poselectoral en la relación bilateral. Son los que tienen intereses concretos en el intercambio, afectados por los humores cambiantes del Gobierno argentino y arbitrariedades diversas. Preguntan, por ejemplo, si la diferencia que hoy presentan las encuestas se mantendrá o esas cifras serán más amplias en favor de las distintas variantes de la oposición en los principales distritos del país. No son los únicos que hacen esos cálculos. El propio secretario de Comercio, Guillermo Moreno, pronosticó dos años de gobernabilidad difícil en su habitual reunión de los viernes para “disciplinar” a los empresarios con ese brutal sistema persuasivo que acostumbra desplegar. Hay otros que con tono festivo convocan al oficialismo a festejar la “victoria global” que dicen que obtendrán el domingo, un patético eufemismo para ocultar el pronóstico adverso en las más importantes provincias. Y desde el campamento de Daniel Scioli se han levantado dudas sobre el discurso justificatorio de lo que creen que ocurrirá hoy. El gobernador de Buenos Aires, ya se sabe, puso tanto el cuerpo en una campaña en favor de Martín Insaurralde que está casi obligado a dar la cara hoy a la noche, cuando los resultados de las urnas confirmen los sombríos vaticinios para el candidato del oficialismo. Para Scioli, una parte de su futuro estará en juego también y es por eso que, sometido como estuvo a reglas que le impusieron y que él mismo terminó aceptando en su cálculo político, tratará de aquí en más de poner las suyas. Por eso, para él el posible triunfo de Massa no debe ser una catástrofe sino una distancia razonable. El intendente de Tigre, tras la jornada de hoy, puede sentir que esta elección ha sido el punto de partida hacia el 2015. Massa sabe de la importancia que tiene en el peronismo encabezar la escudería triunfadora porque esa condición, hasta que no se demuestre lo contrario, produce una atracción inigualable para quienes consideran que el movimiento es un camino hacia al poder. Massa, en ese sentido, podrá poner ciertas reglas para un diálogo futuro con los que se quieran incorporar pero, aseguran, no aceptaría ir a alguna interna para dirimir candidaturas presidenciales en el peronismo, recurso al que recurrirá Scioli. El gobernador, además, tiene una duda. Y es que el kirchnerismo prefiera saltear un turno y no presente batalla por el 2015. Como hizo Menem con Eduardo Duhalde. Fuente: http://www.clarin.com/opinion/dia-despues-interrogante-intrigante-eleccion_0_1018698160.html
«El día después, el interrogante más intrigante de esta elección»
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