jueves, diciembre 4, 2025
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El diagnóstico erróneo de Sudán está acabando con el país

La Cruda Realidad de Sudán: Entre Crisis Humanitaria y Narrativas Engañosas

Pérdidas irreparables y engaños mediáticos marcan la tragedia sudanesa. Con once millones de personas desplazadas, el país atraviesa una de las crisis humanitarias más graves del mundo.

Sudán se encuentra en un estado crítico. Las ciudades que una vez vibraron con vida ahora están desiertas, y diecisiete millones de personas dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Diversas investigaciones han ratificado el uso de agentes químicos en contra de la población civil. La situación es tan alarmante que, según las Naciones Unidas, se considera la crisis humanitaria más grave del planeta. Sin embargo, a pesar de este colapso, gran parte del mundo sigue sin prestar la debida atención.

Un Conflicto Mal Entendido

En el centro de este desinterés se halla una peligrosa ilusión: el conflicto en Sudán está restringido a una lucha por el poder entre dos generales, exacerbada por la interferencia de potencias extranjeras. Este relato simplista ha cobrado fuerza, especialmente la acusación de que los Emiratos Árabes Unidos están armando uno de los bandos y avivando las llamas del conflicto. Una narrativa fácil de consumir que, sin embargo, aparta la vista de la compleja realidad histórica y de los problemas internos que enfrenta Sudán.

La Historia Detrás de la Crisis

Para entender la situación actual, es esencial analizar el pasado. Sudán ha llegado a este punto no por la injerencia externa, sino por el desmantelamiento sistemático de sus instituciones desde dentro. Desde la década de 1970, el Hermano Musulmán y redes extremistas han trabajado para capturar el estado sudanés, infiltrándose en ministerios, universidades y fuerzas armadas. Cuando Omar al-Bashir tomó el poder en 1989, ya se había reconfigurado el estado como una máquina ideológica al servicio del Islam político.

Un legado devastador de esta era fue la creación de las milicias Janjaweed, luego conocidas como las Fuerzas de Apoyo Rápido, que fueron armadas no para proteger al país, sino para defender a Bashir. Aunque la revolución de 2019 permitió la detención de líderes del antiguo régimen, el trabajo de desmantelar una red de cuatro décadas era una tarea monumental. La disolución del gobierno transitorio por Abdel Fattah al-Burhan en 2021 reavivó estas estructuras destructivas.

Propagación del Extremismo

Hoy, Sudán se ha convertido en un imán para organizaciones extremistas. Grupos como los aliados de al-Qaeda y el Estado Islámico han comenzado a reinsertarse en el panorama político y de seguridad del país. A medida que la autoridad estatal se desvanece, estos actores están llenando el vacío, lo que tiene implicaciones que se extienden más allá de las fronteras sudanesas. Port Sudán, ubicado en una de las vías marítimas más estratégicas del mundo, podría transformarse en otro punto caliente para el conflicto regional.

Una Narrativa Conveniente

A pesar de la gravedad de la situación, el esfuerzo internacional parece centrarse en acusaciones infundadas, como la supuesta provisión de armas por parte de los Emiratos Árabes Unidos. Esta repetición, lejos de estar basada en pruebas, responde a una conveniencia política. Para las redes extremistas, desviar la atención hacia el UAE oculta su propia complicidad en la destrucción de Sudán.

Simultáneamente, la creciente influencia de los Emiratos en la región ha incomodado a potencias locales, que ven en esta narrativa una herramienta geopolítica útil. A su vez, algunos medios internacionales perpetúan desinformaciones que benefician a estos grupos extremistas. En Sudán, la información ha pasado a ser un campo de batalla: imágenes manipuladas y documentos falsos circulan sin control.

La Urgencia de Actuar

El relato predominante en el debate occidental se ha vuelto como un veneno para Sudán. La desinformación prospera debido a la ignorancia sobre la historia política contemporánea del país y a un compromiso internacional inconsistente que deja espacio para narrativas simplificadas. Es necesario abrir corredores humanitarios y establecer un alto el fuego sostenido, así como un proceso político liderado por civiles que excluya la influencia de redes extremistas.

Sudán enfrenta una emergencia humanitaria mientras el mundo se distrae con rumores e información errónea. La comunidad internacional debe reenfocar su atención, comprender la crisis y coordinar esfuerzos diplomáticos coherentes. Los sudaneses, atrapados entre la hambruna y la violencia, no pueden permitirse otro año de desinformación.

Dr. Ali Rashid Al Nuaimi, Presidente del Comité de Asuntos de Defensa, Interior y Relaciones Exteriores del Parlamento de los EAU.

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