Cruceros, viajes a Costa Rica con todo incluido y quincenas con barra libre de bebidas. Todo es empaquetable y vendible. Hasta las semillas autoflorecientes. Esta normalización de la marihuana llega a su máxima expresión en EEUU (un país por lo demás puntero en lo relativo a esta sustancia), que inaugurará esta navidad el primer “resort” del país dedicado exclusivamente a la marihuana. El lugar escogido para poner en marcha esta iniciativa es una reserva india de la tribu de los Santee Sioux en Dakota del Sur. La idea es que los hospedados en el hotel se trasladen en un autobús lanzadera a un complejo recreativo en el que podrán adquirir y fumar marihuana sin problemas. En este país, donde las leyes federales son las que regulan la legalidad o no de la tenencia y consumo, Dakota, al igual que Alaska, pertenece a la tradición más conservadora. Pese a esto, Alaska aprobó en referéndum la legalización del cannabis en noviembre del año pasado, lo que parece facilitar el camino a negocios de este tipo. Por ahora, sólo cuatro estados han aprobado el consumo de marihuana recreativa: Colorado, Washington, Oregón y Alaska. Pero no debemos olvidar que las reservas indias cuentan en EEUU con sus propias leyes, y están asociados desde hace tiempo a negocios como los casinos y espacios para consumo de alcohol y actividades lúdicas. Parece que esta “laxitud legislativa” será beneficiosa para los impulsores del proyecto y también para los defensores de la legalización de la marihuana recreativa, aportando además dinero en forma de impuestos, y quizás disminuyendo el número de detenciones (y sus repercusiones legales, sociales y una vez más económicas) relacionadas con la tenencia ilegal de marihuana. De hecho, el abordaje al tema de la legalización puede hacerse desde cada vez más lugares: alternativas terapéuticas necesarias para enfermos con una patología grave y crónica, lucha contra el narcotráfico, reivindicación de una sustancia recreativa tan dañina como el alcohol o el tabaco (o menos dañina, afirman). Iniciativas empresariales como estas son la punta de lanza de una cuestión cada vez más cotidiana pero siempre polémica: la posibilidad real de una convivencia menos conflictiva con la marihuana.