El Papa Francisco, como «portador de falsas verdades», está en la mira de los grupos fundamentalistas islámicos que se inspiran en el Estado Islámico y controla en las respectivas guerras civiles, la mitad de Siria y parte del norte de Irak. La alarma, muy seria, ha sido lanzada por los servicios secretos italianos y la información ocupa hoy buena parte de la primera página del diario conservador romano Il Tempo.
En el Vaticano se mantiene reserva sobre estas informaciones, pero desde hace tiempo, antes de la elección de Jorge Bergoglio como Francisco en el Cónclave que lo consagró el 13 de marzo de 2013, se están acentuando las medidas de prevención del terrorismo. La Gendarmería Pontificia ha reclutado numerosos especialistas en informática y en inteligencia y la colaboración con los servicios secretos de varios países es muy intensa.
El terrorista turco de derecha Alí Mehmed Agcá, un musulmán, disparó dos balazos contra el Papa Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro. El Papa fue llevado en ambulancia al policlínico Gemelli y llegó casi desangrado por del proyectil que le atravesó los intestinos, pero los médicos lograron salvarlo. Agcá nunca terminó de confesar la verdad, pero predominó la convicción de que el «contrato» para asesinar al pontífice polaco fue dado en forma ultrasecreta por el Kremlin soviético a los servicios secretos búlgaros que a su vez «contrataron» en el hotel Vitosha de Sofía al grupo turco de extrema derecha islámico de los «lobos grises», al que pertencía Alí Agcá.
A Siria e Irak fueron a combatir como muyaidines (combatientes) al menos 50 jóvenes italianos. Este está considerado un peligro mayúsculo porque, como ocurre en otros países europeos, cada tanto regresan y se incorporan a células más vastas a las que contribuyen a entrenar para el «yihad», la guerra santa.
«El grupo de fundamentalistas islámicos, guiados por Al-Baghafi (autoproclamado Califa del Estado Islámico en una mezquita de Mosul, segunda ciudad de Irak y en su poder), intenta alzar el nivel del enfrentamiento golpeando en Europa y en Italia», sostiene «Il Tempo».
El diario conservador, con buenas entradas en el ámbito militar y de los servicios de inteligencia, destaca que «fuentes israelíes creen que en el mirino del Estado Islámico estátambién Papa Francisco, máximo exponente de la religión cristiana, en cuanto «portador de falsas verdades».
Italia es un trampolín para los militantes ultraislámicos y el ex director de los servicios de Inteligencia civiles, Mario Mori, opina que los continuos desembarcos de inmigrantes «sirven de base para distribuir yihadistas en Occidente».
Ayer, tras una batalla que duró casi tres semanas, los ultraislámicos ocuparon el aeropuerto de Trípoli, capital de Libia, un país prácticamente en el caos.
El 15% de la energía de hidrocarburos llega a Italia directamente por gasoductos y oleoductos conectados con territorio de la península. Estos abastecimientos vitales ahora están en peligro. Lo peor es que con la conquista del aeropuerto de Trípoli, «la amenaza es directa. Ya llegaron aquí», dijo un comentarista de la televisión italiana.
Durante la guerra de disolución de la Federación de Yugoslavia, sobre todo en Bosnia, centenares de jóvenes italianos fueron a pelear con los musulmanes contra el ejército serbio. El antiterrorismo actuó para desarticular varias célulares. Por ejemplo en Nápoles y en Bolonia, donde se movían combatientes ultraislámicos italianos que adherían al Gia, el Grupo Armado Argelino, que después se convirtió en el Grupo Salafita por la Predicación y el Combate.
En la lupa de los investigadores de la inteligencia italiana hay varios de aquellos personajes que están siendo controlados, porque en la cárcel continuaron a predicar el credo yihadista. Entre ellos Jarraya Jalil, llamado «el coronel», que era considerado un imán improvisado.
Entre los principales que abrazaron la causa islamista estaba Bosnic Bilal, ex imán de Cremona, que actualmente milita entre los dirigentes del Estado Islámico.
Los analistas de inteligencia sostienen que la gran fuerza del Estado Islámico en Europa deriva de la abundancia de voluntarios combatientes que son de primera o segunda generación de ciudadanos de países del Viejo Continente. A la mezcla explosiva contribuye la permeabilidad de las fronteras gracias a los continuos desembarcos de inmigrantes, con frecuencia sin identidad definida.
Fuente: http://web.clarin.com/mundo/Papa-Francisco-mira-grupos-terroristas-Isis_0_1199880235.html