Macri agradeció personalmente el apoyo y los deseos de éxito que auguraron a su gestión, entre otros a Alfredo Farías, un rosarino de 63 años. “Tengo muchas ganas de darle un abrazo, Mauricio”, le dijo el hombre, vendedor de pastelitos, bolas de fraile y tortas asadas en un puesto junto a la ruta 178. “Soy un argentino simple y trabajador, pero con mucha esperanza y fe de que usted va a sacar el país adelante, aunque lamento mucho el collar de adoquines que le dejaron”, afirmó Alfredo en una carta que le envió a Macri el pasado 11 de diciembre. Otilia de Nasra, de la localidad de Monte Grande, en el sur del conurbano bonaerense, tampoco salía de su asombro cuando atendió al Presidente, a tal punto que alarmó a su familia con el estallido de emoción a los gritos. Más tranquila, en medio de la charla, la mujer, una jubilada que percibe el haber mínimo, le pidió al Presidente que tenga presente una sentencia de Atahualpa Yupanqui en las coplas de «El payador perseguido» para encarar con esperanza la tarea que tiene por delante: “La arena es un puñadito, pero hay montañas de arena». Otro de los llamados puso a Macri en contacto con Marcela Zeida, de Acassuso, en la zona norte del conurbano, una comerciante de artículos eléctricos, quien le envió fotos de los carteles que había puesto en el local apoyando su candidatura. El jefe del Estado también dejó un mensaje en el contestador de José Carlos Bascoy, de Oliva, en Córdoba, quien le había escrito para felicitarlo y para manifestarle el honor que sentía por haber podido saludarlo cuando visitó esta ciudad cabecera del departamento Tercero Arriba en la provincia mediterránea.
El Presidente llamó hoy por teléfono a ciudadanos que le escribieron cartas
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