La Semana de la Cultura Argentina del 15 Festival Internacional de Arte de Shanghai, el más importante de Asia Continental, llegó a su fin. Durante estos días, las diferentes propuestas que trajeron nuestros artistas invitados, sobre todo de tango, colmaron las salas de los teatros. «La organización de esta semana fue más difícil que otras realizadas con países occidentales. Fue un real encuentro de culturas. Una experiencia enriquecedora, de aprendizaje», definió la directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, Magdalena Faillace. Y apuntó: «Aquí se ha jugado un tema central, la diversidad cultural. No es menor que la propia presidenta del Festival, Catherine Wang, nos halla expresado su satisfacción por este encuentro, que ha sido de un esfuerzo significativo. Hubo momentos complicados en cuanto al entendimiento, pero todo se pudo superar». «Ella misma -continuó- nos dijo que llevaron no sólo una observación sino una estadística de público en los diversos espectáculos de los países invitados de honor a lo largo de los 15 años que lleva el Festival, y acentuó que la Argentina se destacaba, ya a mitad de la semana, por el altísimo nivel de presencia e interés por parte del público». Faillace explicó: «El año pasado el país invitado de honor fue el Reino Unido, y el anterior Alemania, las más grandes potencias de Europa. Si nos comparan con esos países y nos dicen que la presencia del público chino en nuestros espectáculos es superior, hay que sentirse orgullosos». «Tenemos que aprender mucho de China -sostuvo la embajadora-. Estoy absolutamente asombrada, cautivada, por el hecho de ver familias enteras en los espectáculos. Me maravilló ver un teatro lleno de niños escuchando un repertorio que iba de Bach a Piazzolla, interpretado por Nelson Goerner, porque es música bastante difícil para un chico». «Sin embargo -señaló-, los chicos estaban como en misa. Esto revela que aquí la educación por el arte, por la sensibilidad, empieza desde que los niños son muy pequeños. Es muy usual que las familias vayan a los espectáculos de la llamada música culta, aunque rechazo esa categoría, porque justamente para estos chicos Mozart y Bach, desde esta formación, van a ser músicos populares». Y sostuvo: «No me gusta la división entre alta cultura y baja cultura, porque esto significaría que el tango o el folklore es baja cultura, y no es así. Todo, cuando se universaliza y llega al corazón de la gente, es popular». «Algo destacable -apuntó la directora- es que los espectáculos se pagan, las entradas no son gratuitas en el Festival, no se retiran como en otros eventos, acá la gente paga por venir, y aunque están rebajadas, son entradas caras, y los teatros se llenan. Esto para nosotros es un aprendizaje». Faillace afirmó: «Tenemos que luchar desde la educación para sacar a nuestros niños de la caja boba, de estar enfocados en la televisión y en programas que son otra forma, no deseada, de educación: les lava el cerebro y les impide poder conectarse con un buen libro, una obra de teatro o un concierto». «Los chinos, en este sentido, están demostrando que no solamente actúan desde el punto de vista de las relaciones comerciales, donde a veces son difíciles para negociar, porque negocian desde el poderío que saben que tienen: son la segunda potencia en alza de la economía mundial, y con miras de convertirse en la primera», explicó la funcionaria. Y señaló: «Pero detrás de esa conciencia está la inteligencia estratégica de un Estado que orienta y que sabe que el poder económico no alcanza. El poder real lo da la educación y el acceso a los bienes de la cultura». «Eso me hace acordar a un artículo que escribió (Julio) Cortázar en un suplemento cultural, que se llamaba `El perrito de la cultura`, donde decía que los grandes imperios de la tierra, los griegos y los romanos, habían tenido la sabiduría de subir la cultura al carro del conquistador», contó Faillace.
El tango atrajo la atención del Festival de Shanghai
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