Redescubramos la Magia: Cartas a Papá Noel desde 1883
Las cartas dirigidas a Papá Noel han recorrido un largo camino en más de 140 años, pero el deseo de los niños sigue siendo el mismo. Un reciente descubrimiento ha revelado una entrañable carta de 1883 que nos recuerda la esencia de estas divertidas tradiciones navideñas.
Una carta entrañable de 1883
Este conmovedor mensaje, escrito por una niña de seis años llamada Janet, fue dirigido “a DeAR SAnTA CLAus” y destaca su particular forma de escribir. Janet pidió de manera entrañable: “PLeAs BRIng a Doll to Me with a cRADEL, AND a TRuMPtet to JiMMie, AND SoMe OTHer THing to MA AND PA”, mostrando su amor por su familia y su habilidad para atraer la atención.
Una tradición que perdura
La carta llegó al Leeds Mercury con la esperanza de que Papá Noel la leyera antes de la Navidad. En su publicación del 22 de diciembre de 1883, el periódico comentaba cómo la missiva de Janet podría alcanzar al legendario personaje si se publicaba tal como estaba: “El impresor podría haberlo hecho mejor, pero entonces sería su nota y no la de ella”.
El origen de las cartas a Santa Claus
La práctica de escribir a Papá Noel ha evolucionado notablemente, especialmente en Estados Unidos, donde la figura de Santa Claus comenzó a tomar forma a finales del siglo XVIII. Con el desarrollo del servicio postal, la costumbre de enviar cartas al “hombre bueno del Polo Norte” ganó popularidad.
El folklore de Santa Claus y Father Christmas
En Inglaterra, una figura similar, Father Christmas, comenzó a tomar protagonismo desde la Edad Media. Durante el siglo XIX, ambas entidades se fusionaron, creando la imagen que conocemos hoy. Janet no fue la única en hacerlo; otro hallazgo fascinante proviene de Mabel Hancock, quien envió su carta en 1898, pidiéndole a Santa que no se olvidara de su familia en esta época festiva.
La moral de la época
Mabel mostró una generosa disposición en su carta, deseando que su hermano recibiera todos los regalos. Su mensaje dejaba entrever la importancia de dar y hacer felices a otros: “Mi madre me dice que hay más placer en hacer felices a los demás que en ser feliz uno mismo”. Esta filosofía de la generosidad perdura hasta hoy, inspirando a niños de todas las generaciones a escribir sus cartas a Santa.
Un legado que vive
Sin duda, muchos de nuestros pequeños seguirán escribiendo mensajes similares este año, recordándonos el mágico espíritu navideño que ha trascendido el tiempo. Janet y Mabel son solo un par de ejemplos de cómo esta antigua tradición continúa inspirando a niños y adultos por igual, en la dulce anticipación de la Navidad.
