Informes sobre el empresario Francisco de Narváez, el espía Jaime Stiuso y el financista de la ruta del dinero K Federico Elaskar, transcripciones de escuchas telefónicas a la minera Barrick Gold, traducciones del escándalo de corrupción de Petrobras en Brasil y hasta datos de movimientos bancarios de empresas.
Esa información fue encontrada por las fuerzas federales y personal de la Justicia en la «bóveda» de la casa de Cristina Kirchner en El Calafate. Un enigmático sector de ese espacio, construido en hormigón, resultó difícil de ser revisado.
La información secuestrada ahora debe ser analizada en el Juzgado de Claudio Bonadio, en medio de días clave porque debe resolver la situación procesal de todos los acusados, entre ellos la ex presidenta, quien está acusada de ser «jefa de una asociación ilícita» que se dedicó a la recaudación de sobornos.
El operativo en el domicilio de El Calafate de la ex presidenta está a cargo de la Policía Federal. Se inició el viernes por la tarde y este domingo aún continuaba. La propiedad de 485 metros cuadrados, cuenta con un subsuelo, planta baja y dos pisos y tiene un gran jardín lindante al hotel boutique de Cristina Kirchner, Los Sauces Casa Patagónica.
Los trabajos de inspección incluyeron perros de la AFIP, equipos de escaneo que se utilizaron principalmente en el subsuelo. Allí, las fuerzas federales detectaron -como contó Clarín-, un espacio de 2,85 metros de ancho, 0,97 metro de profundidad y 2,20 metros de alto de hormigón que no se pudo romper. Por eso el operativo se extendió más de lo esperado: se iba a avanzar en un trabajo más específico para atravesar ese espacio y proceder al escaneo del mismo. Quienes observaron dicho espacio se refirieron en su informe a un «marco de acero camuflado con madera y un espacio sin acceso».
¿Busca dinero el juez Bonadio? No. Sino indicios de que en la propiedad existan presuntos lugares de almacenamiento de «fondos ilícitos que provenían de la recaudación que se hacía a empresas contratistas del Estado», indicaron fuentes judiciales.
Los hallazgos en ese espacio fueron inesperados, según los investigadores. Como reveló Clarín este domingo, había también un informe sobre el juez Claudio Bonadio, quien investigó ya en cuatro expedientes a la ex presidenta y a sus hijos Máximo y Florencia Kirchner. Además, se encontró un «dossier» sobre Sandra Arroyo Salgado, jueza Federal y ex esposa del fallecido fiscal Alberto Nisman, a quien la Justicia determinó que fue asesinado tras haber denunciado a Cristina Kirchner por encubrimiento del atentado de la AMIA.
Este domingo trascendió que también se encontraron más informes. Uno está titulado «Reutemann agendas». El senador santafesino mantuvo una relación oscilante con el matrimonio Kirchner: se mantuvo al lado de ellos hasta la pelea con el campo.
También se encontraron informes sobre Francisco De Narváez el empresario y político que le ganó, en 2009, las elecciones a Néstor Kirchner.
Entre esos documentos, sobresalían informes sobre grupos empresariales: una transcripción de escuchas telefónicas de la minera Barrick Gold la más importante en la explotación de oro en el país y con base en San Juan. También se detectaron informes sobre el escándalo de las coimas vinculadas a Petrobras, firma en la que buscó hacer pie Cristóbal López.
Por fuera de las compañías sobre las que había carpetas, la Policía Federal se encontró con movimientos bancarios de varias de esas empresas. Había «planillas donde se sospecha controlaban sus gastos y ganancias», informaron fuentes judiciales a Clarín.
Del jefe de los espías que Cristina Kirchner echó en diciembre de 2014, Antonio Jaime Stiuso, también había un informe. No era el único. También se encontró un informe sobre Pedro Tomás Viale, el «Lauchón» el agente de contrainteligencia, asesinado y de extrema confianza de Stiuso.
En este entramado de nombres y empresas, dieron con una carpeta sobre Federico Elaskar, el empresario y ex dueño de La Rosadita, la financiera donde el hijo de Lázaro Báez, Martín, y su abogado Jorge Chueco y otras personas de su entorno, aparecen contando más de cinco millones de dólares.
Un dato anecdótico: entre los papeles secuestrados de la casa de la senadora de Unidad Ciudadana, había un informe sobre la denuncia que le hicieron por la sospecha de que no contaba con su título de abogada.
Llamó la atención en la Justicia y en las fuerzas federales que participaron del operativo en la residencia de El Calafate el hallazgo de toda esa documentación, más aun cuando en varias ocasiones la ex presidenta sostuvo que no se encontraría nada. Ahora todo será analizado por el Juzgado de Bonadio en la causa de los cuadernos de la corrupción