Una pala excavadora desenterró los fragmentos de dos estatuas colosales de reyes faraónicos de la dinastía XIX, que un día embellecieron la ciudad de Heliópolis, hoy sepultada en el barrio de Matariya, en el noreste de El Cairo. El descubrimiento es uno de los más importantes de la historia del país.
El Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció ayer el segundo hallazgo arqueológico de la semana, consistente en dos estatuas fragmentadas que se encontraban en los alrededores del antiguo templo de Ramsés II, uno de los faraones más célebres de la historia egipcia.
Se trata de un hallazgo «muy importante», dice el codirector de las excavaciones arqueológicas, principalmente porque demuestra que el templo solar de Heliópolis poseía una magnífica estructura arquitectónica, imponentes estatuas y obeliscos y bellos grabados.
La misión arqueológica alemana y egipcia ha encontrado un busto de 80 centímetros de altura del faraón Seti II, tallado en piedra caliza y con rasgos faciales delicados, según Mahmud Afifi, el ministro de Antigüedades. La segunda estatua mide ocho metros de largo, está tallada en cuarcita y, aunque no presenta ninguna inscripción, podría representar al mismo Ramsés II, pues se hallaba a la entrada de su antiguo templo.
Los edificios y demás elementos arquitectónicos que formaban el templo solar sufrieron daños durante el período grecorromano; la mayoría de obeliscos y colosos fue transportada a Alejandría y Europa. Y en época islámica, los bloques del templo fueron reutilizados en la construcción del casco antiguo de El Cairo.
La misión arqueológica está trabajando duro para retirar los enormes fragmentos, que serán restaurados, y para seguir buscando nuevas estatuas y otras piezas que revelen los secretos de la antigua Heliópolis, según Dietrich Raue, quien dirige las excavaciones por parte alemana.