Entusiamo en mercados y empresas ante políticas económicas de Trump
El toro de bronce lustrado que recibe a turistas y corredores de bolsa en el Bajo Manhattan nunca simbolizó tanto la potencia de Wall Street como desde la elección de Donald Trump hace un año. «Nunca vi un entusiasmo así en Wall Street desde Ronald Reagan», el presidente republicano electo en 1980, reconoce en el piso de la Bolsa de Nueva York Peter Cardillo, economista jefe de First Standard Financial, que ha recorrido este sitio emblemático del poder financiero bajo nueve presidencias estadounidenses desde 1971. La comparación histórica va incluso más allá: solo los presidentes Franklin Roosevelt y Barack Obama, ambos demócratas, generaron tamaña alza en el índice S&P 500 durante su primer año de mandato, recuerda el diario Wall Street Journal. En 2017, este índice subió un 19,42%, el Dow Jones ganó 25,08% y el Nasdaq 28,24%. Para los tres fue su mayor ascenso desde 2013. Los analistas concuerdan que las promesas de Donald Trump, empezando por la reforma fiscal, alimentaron el optimismo general mes tras mes, haciendo salivar a los inversores que esperan las repercusiones de una baja de los impuestos de empresas y hogares. «Obtuvimos una reforma fiscal muy generosa que favorece el mantenimiento a un ritmo sostenido de los gastos de inversiones de las empresas estadounidenses. Esto debería crear más empleos y aumentar las ganancias», consideró Cardillo. Anuncios de alzas de salarios, creaciones de empleo y ganancias en ascenso no tardaron en concretarse desde la promulgación de la ley antes de la víspera de Navidad, como sucedió en el fabricante de automóviles Fiat Chrysler, en el banco Wells Fargo o en el gigante de la distribución WalMart. Además de ese regalo fiscal ofrecido por el 45º ocupante de la Casa Blanca, lo que tranquiliza de manera más general a los actores de la Bolsa es su posición favorable a las finanzas. «A su alrededor, las personas a cargo de la economía estadounidense vienen directamente de Wall Street y de Goldman Sachs», indica Gregori Volokhine, presidente de Meeschaert Financial Services, citando al principal consejero económico del presidente, Gary Cohn, y al secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. «Es un equipo de insiders. Donald Trump permite que las cosas sucedan, y lo que se produce es favorable a los mercados», agrega. Este clima favorable se apoya en un crecimiento económico positivo desde hace varios años: el PIB estadounidense ha subido cada año desde 2010. El nuevo equipo busca ante todo dar «una acelerada» al crecimiento, precisa Cardillo, quien recordó que «la economía estadounidense y las creaciones de empleo ya eran robustas antes» de de la llegada de Trump. En ese contexto, la aceleración del crecimiento mundial, que según las últimas previsiones del FMI fue de 3,6% en 2017 y será de 3,7% este año, dio un impulso adicional a la buena salud de las empresas estadounidenses. «El año pasado, los mercados financieros con mejor desempeño del mundo fueron Argentina, Nigeria y Turquía. ¡Esto evidentemente no estuvo ligado a Donald Trump! Tras pasar ocho años reduciendo sus deudas, los hogares y empresas se ponen a gastar otra vez» en el mundo, dijo Volokhine, destacando que un 55% de las empresas estadounidenses del S&P 500 dependen de las exportaciones. Estas empresas se beneficiaron además de un retroceso del dólar de cerca de 10% frente a una canasta de divisas competidoras, lo cual dinamizó su competitividad. Algunos inversores individuales que efectúan un tímido regreso a la Bolsa estadounidense tras haber sufrido de lleno la crisis financiera de 2007-2008 parecen además poco asustados por los riesgos inherentes a la personalidad del mandatario. «Todo lo que hace no es perfecto, pero Donald Trump hace lo que prometió», estima Steven Kinney, uno de ellos, que invierte en bolsa desde hace cuatro años y afirma haber más que cuatriplicado sus ganancias el año pasado gracias a la disparada de los valores tecnológicos. A imagen y semejanza de muchos actores del mercado, este residente de Nueva Je