Sabemos que la utilización de un léxico correcto es fundamental en cualquier presentación o acto comunicacional. Sin embargo, aunque el mensaje sea correcto, el lenguaje no verbal puede estar expresando algo totalmente distinto, si no estás atento a él. Si bien lo que decimos con el cuerpo surge en forma espontánea, si conoces el significado de algunos movimientos, es probable que puedas manejar tu propia gestualidad en beneficio del mensaje. Y por favor, ten cuidado con estos cuatro errores garrafales que mencionamos a continuación.
Evitar el contacto visual. No todo el mundo está acostumbrado a realizar presentaciones o charlas y para algunas personas, el hecho de tener que enfrentarse a situaciones donde se sienten examinados por el público, es un desafío constante que los lleva a ser traicionados por los nervios. Una actitud muy común en algunos oradores es la “mirada al vacío”, es decir, el evitar el contacto visual con la audiencia.
Tonya Reiman, autora del libro “El Poder del lenguaje del Cuerpo” señala en su publicación: “ Los estudios sugieren que mantener el contacto visual mientras se habla tiene un impacto enorme en tu habilidad para persuadir. La falta de contacto visual usualmente implica decepción”.
Mal saludo inicial. En muchos países latinoamericanos solemos saludar con un beso, aunque no conozcamos a nuestros contertulios. Sin embargo, todavía en situaciones extremadamente formales, es costumbre dar un apretón de manos a los desconocidos. Este debe ser corto y firme – sin exagerar- con la palma de la mano abierta y receptiva, jamás con los dedos medio flexibles. El apretón de manos abierto indica confianza y seguridad. Una mano floja puede hacer sentir al otro que hay falsedad y temor.
Brazos cruzados. Nunca permitas que te tomen una fotografía publicitaria con brazos cruzados y menos te permitas a ti mismo aparecer en público en esa postura. Cruzar los brazos implica defensa, no estar de acuerdo, desconfianza y varias debilidades que no querrás mostrar.
Sonrisa falsa. No todo el mundo es capaz de sentirse cómodo para sonreír. Si tú no lo estás, ya sea en una presentación o en una entrevista personal, ni se te ocurra sonreír. El gesto parecerá plástico y tus mensajes perderán credibilidad.
Finalmente y como ‘plus’, apaga tu celular. Ya sea que estés esperando un mensaje romántico, un comunicado de prensa, algún aviso de tus hijos, apaga tu celular en el momento en que vayas a realizar una presentación o tengas una entrevista. La tentación inevitable de mirar el mensaje que te acaba de llegar generará distracción en tí y en su audiencia. Además, es de muy mal gusto.
Fuente > MARY ROGERS http://www.merca20.com/