Casi 4,3 millones de escoceses mayores de 16 años tendrán que decidir desde primera hora de la mañana en las urnas si creen que Escocia debería ser un país independiente del Reino Unido. Los escoceses deciden hoy en un histórico referéndum si se independizan del Reino Unido, en medio de un clima de máxima ansiedad e incertidumbre y luego de una frenética campaña, reñida pero respetuosa, que cerró ayer con actos a favor del «sí» y el «no» en busca de captar el voto de los indecisos. Ambos bandos movilizaron ayer a miles de voluntarios que fueron casa por casa en ciudades de toda Escocia para convencer a los votantes a horas de una consulta que podría poner a fin a 300 años de historia conjunta, dar a luz a una nueva nación en Europa y terminar de facto con el Reino Unido tal como se lo conoce. Perpetuando la intriga y los nervios hasta el último momento, una encuesta de Ipsos-MORI difundida ayer por la tarde por la cadena de TV escocesa STV mostró una leve ventaja a favor del «no», con un 51% de respaldo frente a un 49% para el «sí». Otro sondeo publicado horas antes y elaborado por la consultora Panelbase dio un 48 a favor de la independencia contra un 52% a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido. La cifra de esa encuesta fue la misma que la de otros tres sondeos conocidos anoche, uno de Opinium para el diario The Daily Telegraph, otro de ICM para el Scotsman y una tercera de Survation para el periódico Daily Mail. Los datos de todas las encuestas excluyen el porcentaje de indecisos, que oscilaría entre el 14 y el 8 % y podría ser clave. En su último acto de campaña, el líder independentista y ministro principal para Escocia, Alex Salmond, llamó a los escoceses a aprovechar la «oportunidad única en la vida» para poner fin a 307 años de pertenencia al Reino Unido. «Mañana (por hoy) tenemos una oportunidad única en la vida y debemos aferrarnos a ella con las dos manos», dijo Salmond, líder del Partido Nacional Escocés (SNP), ante varios miles de partidarios en la ciudad de Perth, en el centro de Escocia. «Estamos embarcados en una conversación con nuestros conciudadanos pero también estamos embarcados en una conversación con el futuro. La votación no es sobre mí, no es sobre el SNP, no es sobre el partido Laborista ni los tories. Es sobre ustedes, sus familias, sus esperanzas, sus ambiciones», agregó Salmond. En un acto a favor del «no» en Glasgow, el ex primer ministro británico laborista Gordon Brown, nacido en Escocia, dijo ante cientos de personas que la «mayoría silenciosa» unionista «dejará de serlo mañana» y agregó que una votación contra la separación igual redundará en más poderes para la nación. «Peleamos dos guerras juntos», dijo Brown, apelando al patriotismo de sus compatriotas escoceses. «No hay un cementerio en Europa que no tenga a un escocés, a un galés a un irlandés o a un inglés lado a lado. Cuando pelearon juntos, nunca se preguntaron el uno al otro de dónde venían», agregó, parado junto el ex titular de Economía Alistair Darling. Aunque el respeto y el dominio de las pasiones fue una de las notas salientes del debate previo al referéndum, el apoyo al «sí» y al «no» dividió a familias y a amigos de toda la vida, y la Iglesia de Escocia pidió ayer conservar «un espíritu de unidad», «cabezas frías y corazones tranquilos». El reciente crecimiento de la opción independentista en los sondeos hizo temblar a los mercados financieros, provocando una caída del valor de la libra y de las acciones de las compañías con sede en Escocia. Salmond ha desestimado los argumentos de la campaña del «no», encabezada por el primer ministro británico, David Cameron, de que la separación será económicamente perjudicial y de que la nueva nación deberá dejar de usar la libra. El Banco de Inglaterra, sin embargo, ya descartó una unión monetaria con una Escocia independiente.
Escocia decide si sigue siendo parte de Reino Unido
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