Para gastar lo menos posible en vacaciones hay que pensar en todo: dónde comer, dónde hacer las compras, cuál es el lugar más conveniente para alquilar. Este verano, como nunca antes, los turistas imponen nuevas normas para enfrentar los precios tanto en la costa argentina como uruguaya. La inflación y el valor del dólar impulsan a redefinir algunas rutinas en la arena. A continuación, un recorrido por distintas «escenas» de modalidades de ahorro:
A dedo
Las vacaciones en grupo adoptan nuevas dinámicas en tiempos de bolsillos ajustados. Manuel Vidal y sus nueve amigos, todos de entre 18 y 19 años, son un ejemplo de renovadas formas de viajar. Para gastar lo menos posible en Pinamar, trajeron toda la comida de las casas donde viven con sus familias, en San Isidro. «Atún, arroz, fideos, salsa de tomates. Cada uno estaba encargado de traer algo», relatan los jóvenes. Más allá del clásico de traer la compra ya hecha, los chicos agregaron (o mejor dicho rescataron) una modalidad de movimiento típica de vacaciones: hacen dedo para trasladarse en la ciudad. No gastan en nafta para un auto propio. Tampoco invierten en en taxis o remises. Y si no hay suerte haciendo dedo…se impone caminata.
Un gusto por día
Las familias implementan reglas que años anteriores no parecían necesarias. Joaquín y Gabriela Cabral viajaron a la costa con sus hijos Camila, Santiago, Tomás, Julián y Lucía. Para disfrutar de las vacaciones sin privarse, pero sin gastar de más, tienen un sistema práctico que sus hijos respetan. «Los chicos saben que sólo pueden pedir una cosa por día en la playa. Si compramos choclo al mediodía, a la tarde no se compran churros», ejemplifica Joaquín.
Nuevos lugares
Sebastián y Silvana Beber, que vacacionan con sus hijos Nahuel y Camila, decidieron achicar los gastos del alquiler. «Paramos en San Clemente del Tuyú, que es más barato, y todos los días recorremos distintas playas con el auto. Nos traemos de nuestra casa, en Entre Ríos, la sombrilla, la carpa playera, las reposeras y todo lo que podamos para no tener que comprar nada acá», cuenta Sebastián.
A compartir… todo
Los Girotti y los Arcodazzi eligieron viajar juntos para disfrutar de a muchos…y para abaratar costos. «Alquilamos una casa para las dos familias. Vamos al supermercado juntos y compartimos todos los gastos», explica Alejandro Girotti a LA NACION, en un balneario de Pinamar.
«Tratamos de no comprar nada en la playa, porque es mucho gasto. Recién nos dimos el gusto de comprar helado para todos: gastamos 120 pesos», indica.
A la hora del alquiler de carpas, compartir es una gran ventaja. Ver hasta tres familias conviviendo bajo el mismo espacio de sombra se convirtió en una postal frecuente este año en las playas de la costa argentina. En un balneario promedio, de los 4500 pesos que se gastarían por quincena aproximadamente, se pasa a 1500. Un ahorro tentador.
El changuito, en las afueras
En Punta del Este, el changuito del súper se va encareciendo a medida que se avanza hacia el Este, es decir hacia las zonas más exclusivas. Si bien comprar en la Punta es ya más económico (algunos adoptan Tienda Inglesa como opción), muchos descubrieron la alternativa de ir al Ta-ta de Maldonado, a sólo 15 minutos de la península. Los habitués aseguran que el ahorro puede llegar al 50% en comparación con Manantiales.
La nueva propina
El encarecimiento en Uruguay está directamente relacionado con el precio del dólar. Sin dudas, la principal estrategia de todos los argentinos que veranean en las costas charrúas consiste en gastar la menor cantidad de efectivo posible. Por eso, es una costumbre aceptada entre los mozos uruguayos y los clientes argentinos que la propina se cargue en la cuenta de la tarjeta de crédito. Y al terminar la temporada, buscar la devolución del IVA en el aeropuerto. «Es una opción que se consolidó, es habitual por estos días», comenta un turista en la zona del puerto tras compartir un almuerzo con su esposa y su pequeño hijo.
Brunch o…dos comidas en una
Se impuso como tendencia y terminó resultando económico. Si en Punta del Este resulta muy costoso llevar a toda la familia a almorzar o cenar, para no condenar a nadie a la cocina diaria, una rutina que se multiplica esta temporada es apostar al brunch (desayuno abundante) o teanner (merienda que podría reemplazar la cena). Este verano, las creperías y boulangeries del Este se llenan de gente como nunca, dos comidas en una está de moda y el bolsillo…agradecido.
Fuente >Lanacion.com.ar