Raúl Martorel, coreógrafo, y amigo personal de Fabián Rodríguez, conversó en el Diario del Sábado con Edith Hermida acerca de la muerte trágica del productor. “Le daba vergüenza que se decía que él era un estafador”, admitió
La muerte de Fabián Rodríguez, marido de Nazarena Vélez, ha convulsionado a los medios por la forma en que se dio su suicidio. Se ahorcó y habría dejado un mail a su esposa, además de deudas importantes.
Canal 26 intentó conocer la personalidad de Fabián al entrevistar a Raúl Martorell, un coreógrafo que lo conoció a fondo cuando Rodríguez era productor del programa de Flavia Palmiero, en 2003, y ahí habría tenido sus primeros intentos de suicidio.
“Yo conocí a Fabíán cuando era el productor del programa de Flavia Palmiero. Viajé a Roma, y cuando regresé empecé a trabajar en la producción. Es un horror lo que sucedió con Fabián. El programa con Flavia tuvo éxito, era su vuelta a la televisión, simplemente hubo desfazajes económicos. Flavia cubrió algunos gastos”, contó de esa época Raúl.
Aparentemente las deudas que contrajo para llevar adelante la producción de Flavia Palmiero habrían provocado una depresión y mucha vergüenza en Rodríguez. Eso serían los motivos que lo empujaron a tirarse en las vías de un tren esperando ser arrollado, hasta que lograron rescatarlo.
“Yo tuve la oportunidad de trabajar en ese momento, y viví la parte que terminó en un juicio oral. Di testimonio del juicio, y fue terrible lo que sucedió. Vi lo que sucedió y conté que él había tenido dos intentos de suicidio, a los que les presté atención. Su hermana Mirtha se presentó en el canal durante el programa de Flavia, y nos pidió que Fabián vuelva al programa porque estaba desaparecido. Por supuesto no pensábamos una cosa así, terminó apareciendo Fabián y lo habían encontrado en las vías del tren Belgrano. Volvió a la producción, lo vimos normal, siempre divertido, y seguí en contacto con él hasta febrero de este año”, detalló.
Finalmente contó de su último encuentro con Fabían: “Cuando tomé un café con él no podía creer que había intentado suicidarse. Le pregunté si era verdad y me dijo que no encontraba otra salida y que tenía muchos problemas económicos. Le daba vergüenza que se decía que él era un estafador, cosas que escuchaba su padre”.