jueves, diciembre 4, 2025
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Familia de San Vicente pierde su hogar en derrumbe: ‘Volvimos a nacer’

Tragedia en San Vicente: un derrumbe repentino deja a una familia sin hogar

El 7 de octubre, el techo de la casa alquilada por Alejandra Acosta y su familia en barrio San Vicente se desplomó, arrasando con sus pertenencias. La alarmante intuición de su perro, Lola, evitó que se produjeran pérdidas humanas.

El pasado 7 de octubre, el hogar de Alejandra Acosta sufrió un derrumbe devastador. La antigua construcción, que alquilaba junto a su familia en barrio San Vicente, colapsó por completo, dejándolos sin nada. Milagrosamente, la extraña reacción de su perra, Lola, fue clave para evitar una tragedia mayor.

La alerta de Lola: un aviso inusual

Según Acosta, el comportamiento de Lola fue extraño desde el 5 de octubre, dos días antes del desastre. «Estaba llorando y mirando hacia el techo, como si pudiera anticipar lo que iba a suceder», relató. En la mañana del colapso, su hijo Rodrigo intentó regresar a casa, pero Lola se interpuso en su camino, lo que resultó ser una decisión crucial.

Más que un simple accidente

El desplome del techo, que abarcó dos niveles, dejó las paredes dobladas y afectó al departamento contiguo. «Gracias a Lola, mi hijo no estaba allí; de lo contrario, estaríamos hablando de una tragedia», manifestó Alejandra, quien solo podía ver a su familia los fines de semana debido a su trabajo como cuidadora.

Un hogar en condiciones deplorables

La vivienda, ubicada en Lisandro de la Torre y Junín, tenía muchas décadas de antigüedad y había sido usada anteriormente como escuela y hogar de ancianos. Alejandra, que vivía allí desde hacía 16 años, resaltó que habían alertado sobre el deterioro del lugar: «Estuvimos tres años tratando de que el encargado hiciera algo sobre el estado del edificio».

Desamparo después del desastre

Tras el derrumbe, Defensa Civil declaró el lugar en estado de peligro inminente, pero la asistencia prometida nunca llegó. El contrato de alquiler de la familia había vencido en agosto, y aunque mantenían sus pagos al día, se encontraban en una situación complicada, ya que el propietario no renovó el contrato correspondiente.

La familia desmembrada y buscando un nuevo comienzo

Dos meses después del colapso, la familia de cinco continúa dividida. Alejandra vive en otro lugar mientras sus hijos se quedan con su padre. La situación económica es crítica, y el esposo de Alejandra perdió su empleo poco después del incidente.

Buscando nuevos horizontes

Cada fin de semana, la familia busca un nuevo alquiler, pero las exigencias son abrumadoras. «Aunque esté en blanco y pueda pagar, no cuento con la garantía propietaria que piden», explicó Alejandra. Mientras tanto, sus pertenencias siguen atrapadas entre los escombros de lo que fue su hogar.

“Sé que no hay muertos, pero eso no quita la angustia. Ese 7 de octubre, volvimos a nacer», reflexionó Alejandra, quien ahora enfrenta el duro camino de reconstruir su vida.

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