La joven de 25 años, que se enfrentó a situaciones tensas durante el certamen, ha logrado llevarse la corona el pasado viernes, marcando un momento clave en la historia de este concurso internacional.

La victoria de Fátima Bosch llega tras una serie de incidentes que notaron la organización del evento. A principios de noviembre, Bosch fue reprendida públicamente por un organizador tailandés, quien amenazó con descalificar a quienes la apoyaran, lo que desató una respuesta solidaria de varias concursantes.

A esta situación se le sumó la dimisión de dos jueces, uno de los cuales acusó a los organizadores de manipular el concurso, lo que generó aún más revuelo en las redes sociales y entre los fanáticos del certamen.

La coronación de Bosch, la número 74 en la historia de Miss Universo, refleja el deseo de la organización de adaptarse a los nuevos tiempos y mantener su relevancia en un mundo que cada vez valora más la inclusión y la diversidad.

Miss Tailandia, Praveenar Singh, ocupó el segundo lugar, mientras que la venezolana Stephany Abasali y la filipina Ma. Ahtisa Manalo completaron el podio, mostrando la alta competencia que caracteriza a este evento.

El momento más tenso de este certamen se produjo cuando Nawat Itsaragrasil, el organizador tailandés, confrontó a Bosch por no generar suficiente contenido promocional. Este episodio, junto con la reacción de otras concursantes que la apoyaron, acaparó la atención mediática a nivel mundial.

La Organización Miss Universo se distanció de este comportamiento, calificado como «malicioso», y el presidente del certamen, Raúl Rocha, intervino para exigir que se detuvieran las amenazas.

Tras su coronación, Fátima compartió un mensaje en redes sociales que decía: «Mil millones de palabras que no se pueden decir», dejando a muchos especulando sobre el significado detrás de sus palabras. Fans y seguidores comenzaron a expresar que quizás el drama de esta edición fue clave para que se llevara la corona.

Con comentarios como «El próximo año, quien se salga del escenario ganará», quedó claro que la percepción pública juega un papel crucial en el desenlace de tales concursos.

En medio de un liderazgo cambiante, el certamen enfrenta la presión de mantener su relevancia ante la creciente popularidad de las plataformas digitales. La antigua directora, Anne Jakrajutatip, promovió medidas inclusivas, pero su salida dejó un vacío que la nueva administración todavía intenta llenar.

La audiencia de Miss Universo ha ido disminuyendo durante años, mientras los fanáticos se han volcado a seguir a sus reinas en redes sociales, donde las concursantes han comenzado a monetizar su influencia.

A pesar de esto, tanto en América Latina como en el sudeste asiático, el certamen sigue siendo visto como una plataforma poderosa para el empoderamiento femenino y la superación personal.

A medida que la Organización Miss Universo continúa adaptándose y evolucionando, el papel de la mujer en sus concursos sigue siendo central. La presidenta del certamen subrayó que «Miss Universo no es nada si no se empodera a las mujeres que compiten”.