Fernando Belasteguín y Pablo Lima ganaron el título en Río Gallegos

El encuentro se jugó en el Boxing Club con una gran concurrencia, que rondó las 1.200 personas, que desde el inicio del partido se prendieron a festejar cada punto. Los primeros games del encuentro ya mostraron que se estaban enfrentando dos parejas que tenían bien merecido estar en la final. Los cuatro padelistas se mostraban agresivos y con claras intenciones de tomar la red en todo momento, pero al mismo tiempo con una enorme paciencia para armar cada jugada. Gutiérrez-Sánchez sorprendieron a Bela-Lima con un juego muy agresivo y pese a que no podían alejarse en el marcador, eran claramente los que llevaban las riendas del encuentro. Esa superioridad tuvo su premio en el undécimo game del primer set cuando consiguieron quebrar el saque de sus rivales y se llevaron el primer parcial por 7-5. De esta manera, al igual que en el encuentro de las semifinales, Bela y Lima perdieron el primer parcial. Sin embargo a partir del segundo set iba a llegar la recuperación. Belasteguín es el amo y señor del padel desde hace 13 años, en los que reinó junto a Juan Pablo Díaz. Considerado el mejor de todos los tiempos, el argentino, que a partir de este año cambió de compañero, levantó su nivel en el segundo set y con Lima fueron más agresivos y ya en el comienzo consiguieron quebrarle el saque a sus adversarios, que le permitió jugar más tranquilos. Con Lima casi sin cometer errores y Bela mostrando toda su magia, el segundo set se lo llevaron por un 6-2, que no fue tan fácil como lo indican los números. La caída en el segundo parcial fue un golpe demasiado duro para Gutiérrez-Sánchez, que en el tercer set no pudieron inquietar a Bela-Lima y volvieron a caer por 6-2. Con este título, Belasteguín, de 36 años, ganó su tercer torneo del año, mientras que en el restante debió retirarse por la lesión de su compañero Lima. Con el brasileño lesionado, Bela jugó el segundo y tercer certamen de la temporada con el español Guillermo Lahoz y se adjudicó ambos demostrando su superioridad sobre el resto de los jugadores. El nueve veces ganador del Olimpia de plata en su deporte había llegado a Río Gallegos con el objetivo de ser profeta en su tierra y lo logró.