«¿Qué significa este Año Santo? Celebrar un Jubileo de la Misericordia significa poner en el centro de nuestra vida personal y de nuestras comunidades el contenido esencial del Evangelio: Jesucristo», destacó el Sumo Pontífice en la Plaza San Pedro, donde ya rigen las nuevas medidas de seguridad adoptadas con motivo del Año Santo que se inició ayer y se extenderá hasta el 20 de noviembre del año próximo. «La Iglesia necesita este momento extraordinario. No digo: es bueno para la Iglesia este momento extraordinario. Digo: La Iglesia lo necesita», agregó el Santo Padre, quien ratifico que «en nuestra época de profundos cambios, la Iglesia esta llamada a ofrecer su contribución peculiar». «También la necesaria obra de renovación de las instituciones y de las estructuras de la Iglesia son un medio que deben conducir a la experiencia viva de la Misericordia de Dios», agrego el Santo Padre, que llamo a no ser «esclavos de estas instituciones y estructuras, por más renovadas que puedan ser». En la noche del martes, antes de la audiencia de hoy, y con motivo del inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, se proyectaron sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro y su fachada imágenes y fotografías de paisajes y animales «inspiradas» en la Encíclica papal sobre ecología integral «Laudado Si'». Durante al año santo, que se extenderá hasta el próximo 20 de noviembre, además de las casi 50 audiencias generales que habrá los miércoles, el Santo Padre dispuso desde el 30 de enero la celebración de 11 “audiencias generales extraordinarias” un sábado al mes. Así, el Sumo Pontífice recibirá a los fieles en la Plaza San Pedro los sábados 30 de enero, 20 de febrero, 12 de marzo, 9 y 30 de abril; 14 de mayo, 18 de junio, 10 de septiembre, 1 y 22 de octubre, así como también el jueves 30 de junio del año próximo. Por otro parte, Francisco continuará durante el Jubileo con su Angelus dominical desde el Palacio Apostólico. Ayer Francisco abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y dejó inaugurado el trigésimo Jubileo de la historia en una ceremonia de la que también participó el papa emérito Benedicto XVI y a la que asistieron unas 70.000 personas, según cálculos de la Santa Sede. A fines de noviembre, en República Centroafricana, el Obispo de Roma había abierto de forma «simbólica» la puerta de la catedral de Bangui, a la que entonces consideró como «capital espiritual del mundo». Durante la celebración del Año Santo, entre otras disposiciones, el Santo Padre concedió a los obispos que «otorguen el perdón» a todas las mujeres que confiesen arrepentidas «el pecado del aborto».
Francisco sobre el Jubileo: «La Iglesia necesita este momento extraordinario»
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