El presidente francés, François Hollande, hizo oficial hoy la ruptura con su pareja, Valérie Trierweiler, la mujer que le acompañó desde su llegada al Elíseo en 2012 y dos semanas después de que la prensa revelara que tiene otra relación. La vida sentimental del jefe del Estado ha acaparado la atención mediática en Francia desde el 10 de enero, cuando un semanario del corazón publicó fotos de una presunta relación con la actriz Julie Gayet, de 41 años, y de la que ninguno de los dos ha hablado públicamente. Termina así un episodio de la vida privada del presidente, de 59 años, que ha tenido como consecuencia prevalecer sobre su acción oficial hasta el punto de que en su cita semestral con la prensa, el pasado día 14, la primera pregunta que se le planteó trató de su situación personal. Hollande dijo entonces que los asuntos privados se tratan «en privado» y rehusó pronunciarse sobre la polémica surgida en torno a su situación sentimental, pero admitió que atravesaba momentos «dolorosos» y que la aclararía antes del 11 de febrero, cuando tiene previsto un viaje oficial a Estados Unidos. Hoy el presidente eligió el formato de la declaración comunicada mediante la agencia France Presse para confirmar su ruptura con Trierweiler, de 48 años, en vez de utilizar los canales oficiales de la presidencia para tratar un asunto que él considera personal. El presidente precisó que pone «fin a la vida en común con Valérie Trierweiler» e insistió en que este anuncio lo hacía «a título personal», después de que los medios franceses esperaran en vano durante horas una declaración formal de la Presidencia gala. Hollande dijo que se trata de un asunto que afecta a su «vida privada» y declaró textualmente: «hago saber que he puesto fin a la vida en común que compartía con Valérie Trierweiler». Así el presidente acaba con la especulación mediática sobre cuánto duraría Trierweiler en su papel de primera dama y con las críticas a menudo expresadas por la función oficial que podría desempeñar la compañera del presidente si se confirmaba que el jefe del Estado ya tenía otra relación sentimental. Atrás quedan quince días durante los cuales se supo que Trierweiler había sido ingresada en un hospital parisino nada más conocer la existencia de la nueva relación de su pareja y que salió del centro médico para refugiarse en un palacete próximo a Versalles, aunque la prensa se convirtió de todos modos en foro de un intenso debate público. Sin haber confirmado esa relación con Gayet, el presidente se ha esforzado desde entonces por mantener un perfil profesional, a lo que no han ayudado revelaciones sobre la presunta larga duración del romance con Gayet, que podría haber comenzado antes de que el jefe de Estado socialista llegara al cargo. Hasta hubo un rumor sobre un presunto embarazo de Gayet nacido en las redes sociales, cuyo efecto multiplicador fue viral en cuestión de pocas horas. Por eso Hollande escenificó en su comparecencia ante la prensa del día 14 un despliegue de razones políticas y económicas que justificaran su permanencia en el cargo, como timonel de un programa destinado a sacar a Francia de la crisis, más allá de los focos puestos en su vida sentimental. El desvío del interés de los medios por su vida personal ha guiado si cabe con más empeño que nunca que desde que llegó al cargo el comportamiento de un presidente que se quiso desde el principio «normal» para diferenciarse con su predecesor, Nicolas Sarkozy, al que criticó por airear en los medios detalles privados de su relación con la exmodelo y cantante Carla Bruni. Hollande por eso desgranó la hoja de ruta que pretende aplicar en lo que le queda de mandato, marcada sobre todo por un riguroso plan de recortes en el gasto, de hasta 65.000 millones de euros de aquí a 2017, con los que su Gobierno pretende devolverle a Francia la confianza en su fuerza económica.
François Hollande anunció su separación
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