Por primera vez en más de seis años, las estaciones de servicio atraviesan un período sostenido de caída en las ventas, que comenzó en el segundo mes del año y llegó, según los últimos números disponibles, al menos hasta julio. La demanda de combustibles, un rubro que durante el kirchnerismo se mantuvo casi siempre en aumento y dio impulso a las importaciones energéticas, volvió a bajar en julio y acentuó una tendencia que había comenzado a insinuarse en la primera parte del año. Así, lo que era una sorpresa en febrero hoy es una confirmación: según cifras del sector privado, la nafta premium fue la que más sintió el enfriamiento de la actividad y de las remarcaciones en las pizarras, con una caída mayor al 10 por ciento en las ventas en julio. Para los especialistas, se trata de un cambio en la elección de los conductores orientado más por la necesidad que por el gusto. Cuando los bolsillos estaban más dulces y la diferencia de precios entre ese combustible y la súper era menor, una parte de la demanda se orientó hacia la nafta más cara. Pero volvió sobre sus pasos en los últimos meses. “La caída de la demanda de combustibles es un fenómeno claro en los últimos tres meses. Está relacionado con la menor actividad y el ingreso. En este contexto, los incrementos de precios que combinan devaluación con inflación contribuyen a la disminución del consumo. Se da la paradoja de que disminuyendo la producción doméstica de hidrocarburos también disminuyen las importaciones”, dijo el ex secretario de Energía Jorge Lapeña. En julio de 2013, la premium de YPF (suele tener los precios más bajos del mercado) en la ciudad de Buenos Aires costaba $ 8,999 el litro, 11 por ciento más que la súper. Un año más tarde, la nafta más cara llegó a 12,89 pesos y estiró la brecha hasta el 12,5 por ciento. Aun así, los conductores en general ajustaron el bolsillo, dado que la súper, el combustible más identificado con la clase media, también anotó una caída de 1,4 por ciento en julio. El gasoil, que si bien se usa en autos, está más identificado con el “trabajo”, dado que se utiliza en vehículos utilitarios y camiones, cayó 2,2 por ciento en julio en la comparación interanual. Es uno de los mejores termómetros para medir la temperatura de la economía. El único que esquivó la tendencia a la caída fue el gasoil más caro (Euro, según la nomenclatura que usa el mercado de combustibles), con una suba de 6,2 por ciento en las ventas. Se trata de una versión muy sofisticada recomendada por los fabricantes de autos de alta gama. En esos casos, el conductor tiene menos margen que en las naftas para bajar un escalón, tanto en calidad como en precio. De todas formas, se trata de un volumen muy chico, de apenas un 1,3% del mercado, por debajo incluso en cantidad respecto de la nafta premium. “La caída de la actividad económica es la principal responsable. El crecimiento en la demanda de gasoil premium puede ser una excepción porque está relacionado con consumos de mayores ingresos”, explicó el consultor y ex secretario de Energía Daniel Montamat.
Fuerte caída en las ventas de naftas y gasoil
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