La maniobra, conocida en el mundo de las finanzas como carry trade, se suele dar en contextos de apertura económica y tasa de cambio estable, o barata. Es lo que ha pasado en Argentina en el último año.
El país volvió con fuerza a los mercados internacionales en 2016, tras llegar a un acuerdo con los «fondos buitre», tenedores de bonos que llevaron al gobierno de Cristina Fernández Kirchner a la cesación de pagos (default) en 2014.
Con eso, en el último año el Estado nacional, provincias y bancos emitieron miles de millones de dólares en deuda externa.
Encima entraron al país u$s120.000 millones por un blanqueo de capitales promovido por el gobierno para repatriar dinero de argentinos.
Esa «lluvia de dólares» mantuvo la tasa de cambio estable, o «planchada».
No obstante, la estrategia de Macri para bajar la inflación –que en 2016 fue 40% anual– no ha sido controlar la tasa cambiaria, sino fijar las tasas de interés en lo alto para promover el ahorro y sacar dinero de la calle.
Por eso, el Banco Central fortaleció la emisión de deuda en pesos a través de Letras del BCRA, más conocidas como Lebacs, que dan una espléndida tasa de interés del 26% anual a 30 días.
«En los buenos meses la rentabilidad llegó al 20% anual de interés en dólares; eso no se consigue en ningún país del mundo», dijo Ariel Setton, economista de la Universidad de Buenos Aires experto en inclusión financiera.
¿Se está dando?
«Bicicleta financiera» no es un término nuevo en Argentina: en los años 70 y 90 los inversionistas pedalearon en forma y en ambos casos todo acabó en traumáticas devaluaciones y fuga repentina de capitales.
Pero en el BCRA aseguran que esta vez es diferente, porque en aquellas oportunidades la tasa de cambio era predecible (en los 70) o fija (en los 90).
«El tipo de cambio flotante es central para nuestra visión sobre la posibilidad de que Argentina logre tener ciclos más ordenados, menos intensos, y, se podría decir, más saludables», dijo el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, en un discurso reciente.
Aunque se ha mantenido «planchado» por la lluvia de dólares, el peso se ha movido durante el año por factores externos como la elección de Donald Trump en EE.UU. y la crisis política en Brasil.
En las últimas tres semanas, de hecho, el peso se devaluó 2%, en parte porque el ponderador de fondos Morgan Stanley Capital Internacional (MSCI) no pasó a Argentina a su referente de «mercado emergente», como se esperaba.
Eso pudo haber mermado la rentabilidad del ciclista financiero que no cobró sus Lebacs antes de la inesperada devaluación.
«El tipo de cambio flotante genera un cierto grado de incertidumbre que impide que esta clase de operaciones tenga ganancias seguras», le dijo a BBC Mundo un vocero del BCRA que pidió no revelar su nombre.
Quién pierde
El cambio que ha promovido Macri a la economía tiene, por supuesto, ganadores y perdedores.
Con el «dólar planchado», por ejemplo, ganan importadores y viajeros argentinos, pero pierden exportadores e industrias manufactureras.
Con las tasas de interés altas se logra contener la inflación, pero cae el consumo y aumenta el desempleo.
El BCRA estima que, fuera del blanqueo, de los u$s4.000 millones que entraron al país del exterior, tres cuartos fueron al mercado financiero en lugar de a la economía real.
Esta «fiesta financiera» no se traduce en nuevas empresas o infraestructura, advierten los analistas. Y, además, tiene sus riesgos.
«Ahora todos están de fiesta comprando Lebacs al 26% porque creen que el día del juicio final, cuando haya una devaluación, van a poder sacar sus pesos y comprar sus dólares», asegura Carlos Rodríguez, viceministro de economía en 1997 y rector del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA).
«Pero la pregunta es si el BCRA, en una corrida de esas, va a tener forma de pagar (…) No son reservas que generamos con exportaciones. Son los ahorros de la gente que los bancos están poniendo en Lebacs y el día que explote la cosa, serán los ahorros de la gente lo que está en juego», opina.
Algunos esperan un escenario de corrida tras las elecciones legislativas de octubre, porque al parecer después de celebradas habrá una devaluación.
El vocero del BCRA admite que la estrategia de altas tasas de interés «no está exenta de riesgos. Y el principal de esos riesgos es el cambiario».
Pero el BCRA dice que para eso está el sistema de fluctuación y, por otro lado, «la hoja de balance está equilibrada y no exhibe nada riesgoso» en términos de reservas.
Para ellos, los frenos de la bicicleta, si se necesitan, están ajustados.
Pero muchos argentinos temen un escenario como el de los años 70 y 90, cuando las «corridas» resultaron en megadevaluaciones e hiperinflación.
La carrera, por ahora, está en curso. Y habrá que ver si todos –o si solo los miembros de la «fiesta»– llegan a la meta sin descalabros, se pregunta BBC Mundo.
Fuente http://www.iprofesional.com/notas/251891-Como-funciona-la-bicicleta-financiera-que-para-la-BBC-es-un-simbolo-de-la-Argentina-de-Mauricio-Macri