El copiloto estaba solo en la cabina y activó los botones para accionar la caída del avión de Germanwings que se precipitó con 150 personas a bordo en los Alpes franceses, advirtió hoy la fiscalía de Marsella, reforzando la teoría de que la tragedia aérea en Los Alpes se trató de un suicidio o de un atentado. La investigación pasa a ser ahora como «homicidio».
El copiloto, que era alemán y tenía pocas horas de vuelo en su experiencia, «no estaba señalado como posible terrorista”, dijo hoy el fiscal de Marsella.
Fue identificado como Andreas Lubitz. tenía 28 años. Y era de la localidad alemana de Montabaur.
«Nuestra interpretación es que el copiloto mediante una acción voluntaria se negó a abrir la puerta de la cabina al comandante del avión y accionó el botón que ordenaba al avión una pérdida de altitud. Ignoramos qué motivó esta decisión que podría considerarse como la voluntad de destruir el avión», dijo el fiscal.
El fiscal también explicó que en los últimos minutos antes de que el avión chocara contra el suelo se escucha al copiloto “respirar con normalidad”, lo que indica que seguía vivo y “a priori” no sufriría ningún problema de salud.
El fiscal agrega además que el copiloto hizo todo lo posible para que el pasaje no se diera cuenta del descenso. No fue una caída brusca. Los pasajeros se dieron cuenta que chocaban un minuto antes de colisionar. Esto habla de una posible instrucción terroristas del piloto.
Pese a los reiterados golpes del piloto desde fuera para que el copiloto le abriera, dentro de la cabina “no se escucha absolutamente nada al margen de la respiración durante los diez últimos minutos”. “Había silencio total” en la cabina, ha subrayado el fiscal.
Brice Robin también ha informado que el copiloto trabajaba en la compañía desde el año 2013.
Las revelaciones de la caja negra del Airbus 320, presentaron las dos nuevas y terribles hipótesis sobre la tragedia: suicidio o terrorismo.
El primer en hablar de estas hipótesis fue anoche el New York Times, que reveló que uno de los dos pilotos se ausentó de la cabina poco después que se comunicaran con la torre de Marsella y le informaran que el vuelo continuaba normal. Cuando retornó y llamó para ingresar el otro piloto no le abrió la puerta.
A partir de ese momento se producen los movimientos finales del Airbus 320 que desciende a 700 kilometros por hora desde 12.000 pies a 9.000 (3.000 metros) en ocho minutos, en dirección rectilínea, sin utilizar en ningún momento el piloto automático. Tampoco hay datos de que se hayan producido daños en la estructura del avión ni una despresurización o una explosión.
Tampoco hay intentos de comunicarse con la torre de control ni de emitir un aviso automático de emergencia.
La torre sí intentó en tres oportunidades comunicarse con el avión, al ver que descendía. Pero nunca recibió respuesta.
El aparato se pulveriza al estrellarse en una zona aislada, cubierta de nieve y hielo de los Alpes Franceses y perecen 150 personas entre tripulación y pasaje.
Según el New York Times, una fuente militar francesa de alto nivel que escuchó las conversaciones en la cabina grabada por la caja negra, explicó que durante la primer parte del vuelo desde Barcelona la charla entre los pilotos fue «muy normal».
Después, señaló la fuente, el audio indicó que uno de los dos pilotos abandonó la cabina y no pudo reingresar porque pese a sus reiterados llamados el otro piloto no le franqueó la puerta.
«El que estaba fuera de la cabina primero golpea suavemente la puerta pero no hay respuesta. Entonces golpea la puerta más fuertemente pero no hay respuesta. Nunca hay una respuesta a los golpes. Puede escucharse como está tratando de derribarla».
La fuente militar francesa de alto nivel comenta : «No sabemos la razón por la que uno de los pilotos abandono la cabina. Pero lo que es seguro es que al final del vuelo el otro piloto esta solo y no abre la puerta».
Consultadas las autoridades de la investigación declinaron formular ningún comentario. Los radares siguieron la trayectoria del avión accidentado hasta que se estrelló.