Habló Nuñez Carmona tras su liberación: En la cárcel jugamos al fútbol con Boudou y la pasamos bien
El socio de Amado Boudou, José María Núñez Carmona, recuperó la libertad. Primero abandonó la cárcel federal de Ezeiza y fue trasladado a la sede de la Policía Federal de General Paz y Madariaga, en Villa Lugano. Desde allí, salió a las 22.40. PUBLICIDAD inRead invented by Teads «Estoy contento», dijo en un breve contacto que mantuvo con la prensa a la salida de la Superindentencia de Investigaciones Federales y opinó que «las prisiones preventivas no están bien manejadas». «A Boudou lo veo muy bien, nos veíamos jugando al fútbol, los internos se ven todos….», agregó. «Nadie tiene ganas de estar encerrado, realmente es una experiencia difícil», manifestó. En un fallo dividido, la Cámara Federal porteña aceptó hoy su excarcelación. También aprobó un pedido de excarcelación presentado por la defensa del ex vicepresidente en la causa en la que es investigado por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, pero Boudou seguirá preso por otro caso, el de las irregularidades con viáticos falsos cuando era ministro de Economía. En esta segunda causa, Boudou está procesado con prisión preventiva por orden del juez Ariel Lijo. La Sala I, que se encuentra en feria, con los votos positivos de los jueces Eduardo Farah y Rodolfo Pociello Argerich, y el voto en contra de Leopoldo Bruglia, decidió la excarcelación de Boudou y Núñez Carmona, ambos presos en Ezeiza desde el 3 de noviembre pasado. Los camaristas Farah y Pociello Argerich fueron duros con el juez Lijo por las detenciones de Boudou y Nuñez Carmona. Entendieron que no estuvieron justificadas y que ambos llevan más de dos meses detenidos sin que Lijo haya resuelto si los procesa. Boudou y Nuñez Carmona -socios y amigos- fueron detenidos en sus respectivos departamentos de Puerto Madero en la causa por enriquecimiento ilícito al que el juez le sumó los delitos de lavado de dinero y asociación ilícita. El juez justificó las detenciones en que hay medidas de prueba en marcha y que las «relaciones residuales» que Boudou dejó en el gobierno podrían entorpecer la causa. El camarista Farah fue el más duro con la decisión de Lijo. Sostuvo que las fundamentaciones de las detenciones no tienen «respaldo alguno» y que el magistrado tuvo una «intempestiva variación» en una causa que de enriquecimiento ilícito le sumó los delitos de lavado de dinero y asociación ilícita «a un ritmo carente de dinamismo». «Tampoco se vio acompañada de una correlativa actividad jurisdiccional que la respaldara: pese a que desde su imposición han transcurrido más de dos meses, el Juez aún no ha definido las situaciones procesales de los detenidos….con lo cual o bien no contaba con los elementos que le permitieran cristalizar el vínculo de los imputados con los hechos que les había reprochado o la urgencia entonces alegada no era tal», criticó Farah. El camarista agregó que el ex vicepresidente «se encuentra a derecho en todos los expedientes que se le sustancian, habiendo cumplido hasta el presente sus obligaciones procesales, sin que se presentaran a su respecto objeciones de obstrucción de ningún tipo». Farah destacó que los compromisos del estado en la lucha contra la corrupción «no suple de ninguna manera la exigencia de contar con los elementos que acrediten -aún liminarmente- el hecho ilícito y la responsabilidad de quienes por ello son acusados». El camarista también descartó el argumento de las «relaciones residuales»: «Es irrazonable la consideración en abstracto de pretendidas `relaciones residuales` o `influencias` fundadas en los cargos públicos que desempeñó otrora Boudou para suponer un hipotético riesgo actual de entorpecimiento». La misma línea de argumentos tuvo Pociello Argerich, juez de la Cámara del Crimen que fue convocado para resolver la disidencia entre Farah y Bruglia. El camarista dijo que la causa lleva cinco años de trámite y dos meses con Boudou y Nuñez Carmona detenidos sin que se resuelva su situación procesal. También alegó que la lucha contra la corrupción «debe cumplirse dentro