La Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) detalló en un comunicado que en una fosa «se encontró el cadáver, posiblemente de una mujer, y en la segunda se hallaron tres cuerpos, al parecer dos de ellos de sexo femenino y uno masculino». «Con las pertenencias localizadas, como la ropa, personal de la PGR trabaja en el procesamiento e identificación de los mismos, mediante análisis de antropología, genética y odontología, entre otros estudios», apuntó. «Con las pertenencias localizadas, como la ropa, personal de la PGR trabaja en el procesamiento e identificación de los mismos, mediante análisis de antropología, genética y odontología, entre otros estudios» La institución señaló que también se han recabado las declaraciones de pobladores de Carrizalillo y tomado los perfiles genéticos en la población. Además, informó que personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) participa en las acciones de búsqueda de fosas en esa zona, «con el uso de equipo y tecnología de punta como el georadar», a pedido de la Fiscalía. En un comunicado posterior, la PGR indicó que agentes de la institución y de la División Táctica y Científica de la Policía Federal, con apoyo de habitantes de Carrizalillo, localizaron una nueva fosa en el paraje conocido como El Zapotito en el que fue hallado otro cadáver «al parecer de sexo femenino, lo cual se presume por las pertenencias encontradas». En los últimos días, pobladores de Carrizalillo instaron al gobierno a emprender una búsqueda de los 43 alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa en los alrededores de esa localidad, después de que un presunto miembro del cártel Guerreros Unidos confesara la semana pasada que en los alrededores había fosas con cadáveres. Ello detonó una búsqueda en la que «encontramos unas fosas, había huesos humanos y a algunos se les notaba la ropa, pero los dejamos así porque ahora andan por aquí los peritos de la PGR», reveló Manuel Zepeda, habitante de Carrizalillo, el martes pasado. Denunció que desde junio del año pasado esa zona se convirtió en un bastión del cártel Guerreros Unidos, que a veces llevaba sus víctimas a esa localidad y tenía a los habitantes del pueblo prácticamente secuestrados. Los narcotraficantes sembraron el terror en la zona, ya que cobraban a los habitantes cuotas por dejarlos ejercer sus actividades y los obligaban a que les dieran de comer e incluso a hacer guardias para protegerlos de grupos rivales. Además, Zepeda contó que el 27 de septiembre del año pasado, un día después de la desaparición de los 43 estudiantes presuntamente a manos de policías corruptos y miembros de Guerreros Unidos, algunas personas notaron movimientos extraños de unos 40 sicarios. En julio pasado, la Fiscalía admitió que desde octubre de 2014 se habían hallado 60 fosas comunes con los restos de al menos 129 personas en el sur de Guerrero, pero ninguno de ellos correspondía a los 43 estudiantes. De acuerdo con la versión de la PGR, la noche del 26 de septiembre de 2014 decenas de estudiantes de Ayotzinapa, todos hombres, fueron atacados a tiros por órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca. Seis personas murieron, incluidos tres alumnos, y 43 estudiantes fueron detenidos por policías y entregados a miembros de Guerreros Unidos, quienes presuntamente los asesinaron e incineraron en un basurero en la vecina Cocula, una versión que ha sido cuestionada por expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y con mayor énfasis por los familiares de las víctimas.
Hallan cinco cuerpos en la zona donde la población pidió buscar a los estudiantes desaparecidos
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