Los ministros de Finanzas de la zona euro alcanzaron un acuerdo este viernes sobre un tercer programa de rescate a Grecia de hasta 86.000 millones de euros, que dará al país el oxígeno necesario, pero deberá ir acompañado de medidas para reducir la deuda griega.
El acuerdo logrado en Bruselas llegó solo unas horas después de que el Parlamento griego diera luz verde al plan acordado el martes entre Atenas y sus acreedores: la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).
El préstamo previsto podría alcanzar los 86.000 millones de euros (95.000 millones de dólares) en tres años, y se entregará en varios tramos.
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo en rueda de prensa que el acuerdo «permitirá a la economía griega encontrar el camino de un crecimiento duradero, si el país respeta las etapas» previstas en materia de reformas y medidas presupuestarias que se le piden a cambio.
Es «un logro para Grecia, que ha hecho los esfuerzos esperados» y una «prueba de que Europa es capaz de avanzar sobre la base de los principios de solidaridad y de responsabilidad», valoró por su parte el presidente francés, François Hollande, en un comunicado.
El primer tramo de ayuda ascenderá a 26.000 millones de euros y estará dividido a su vez en varios subtramos, empezando por un pago «inmediato» de 10.000 millones puestos en una cuenta distinta para la recapitalización de los bancos griegos.
El segundo «subtramo», de 16.000 millones de euros, comenzará con un pago de 13.000 millones de aquí al 20 de agosto, e irá seguido por otros en otoño (boreal) en función de la aplicación de las reformas, precisó el Eurogrupo en un comunicado.
Grecia no necesitará por tanto un crédito puente para reembolsar 3.400 millones de euros al BCE el 20 de agosto, como se contempló durante un tiempo, especialmente desde Alemania, que quería más tiempo para negociar el acuerdo.
Antes de que el dinero empiece a fluir, varios parlamentos nacionales, entre ellos el Bundestag alemán, deben dar su visto bueno.
También podrá ponerse a disposición de Grecia un segundo tramo de 15.000 millones totalmente dedicados a la recapitalización de los bancos, si el país lo necesita y si cumple con las condiciones de aquí al 15 de noviembre.
El acuerdo «es fundamental para despejar las dudas que pesan sobre Grecia desde hace seis meses y para recuperar la confianza», comentó el vicepresidente de la Comisión encargado del euro, Valdis Dombrovskis.
«Los seis últimos meses fueron difíciles. Pusieron a prueba la paciencia de los políticos que deciden y todavía más la de nuestros ciudadanos. Juntos hemos estado al borde del precipicio», comentó en un comunicado el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.
Pero ahora «el mensaje de este Eurogrupo está claro: sobre esta base, Grecia es y seguirá siendo de manera irreversible un miembro de la zona euro», agregó.
El comunicado del Eurogrupo detalla que el futuro fondo para las privatizaciones deberá estar «operativo de aquí a finales de años» y recaudar 50.000 millones de euros.
La evolución presupuestaria solicitada a Atenas se confirma: Grecia deberá lograr un excedente primario (saldo del presupuesto sin considerar le deuda pública), del 0,50% del PIB el próximo años (tras el déficit primario del 0,25% este años), seguido de un excedente del 1,75% en 2017 y del 3,5% en 2018.
Otro tema sensible de las discusiones, el de la sostenibilidad de la deuda griega, «sigue siendo el principal punto de preocupación, en particular para el FMI», reconoció Dijsselbloem antes de la reunión. Este nuevo programa la hará subir a 200% del PIB griego, un nivel considerado inviable por el FMI, que amenazó con no seguir participando en la financiación de los préstamos sin medidas de reducción de la deuda.
El comunicado final afirma que «la sostenibilidad de la deuda puede estar asegurada gracias a un programa de reformas creíbles y completo, y a medidas suplementarias sin reducir el valor nominal» de la deuda.
Estas medidas podrán consistir en «una extensión» de los plazos de vencimiento, precisa el texto. El debate sobre esta cuestión «volverá a la mesa en octubre», declaró Dijsselbloem.
Este compromiso no parece todavía suficiente para el FMI, que debe decidir en octubre sobre su participación financiera en el plan de rescate. El acuerdo sobre Grecia es «una etapa importante», pero la deuda es todavía demasiado abultada, insistió la directora general de la institución, Christine Lagarde, en un comunicado.
Por otra parte, los socios de Atenas están preocupados por lo que pueda pasar en los próximos meses en Grecia. Hay un «riesgo de inestabilidad política», señaló el ministro español Luis de Guindos.
Porque la adopción el viernes en el parlamento griego del plan de rescate y de las 400 páginas de medidas presupuestarias y estructurales que le acompañan reveló fracturas dentro de Syriza, el partido del primer ministro Alexis Tsipras.
La adopción solo fue posible gracias a 120 votos de la oposición y del partido de derecha soberanista aliado de la coalición en el poder.
Casi un tercio de los 149 diputados de Syriza no siguió a Tsipras, un revés interno para el primer ministro que podría estar obligado a pedir próximamente un voto de confianza.