Cuando la pareja se estaba despidiendo, apareció un delincuente empuñando un arma. Sin saber que era un policía militar vestido de civil, forzó al hombre a bajarse de la moto y a tirarse en el suelo.
Entonces llegó un cómplice. Los criminales se preparaban para irse con su botín cuando apareció un camión con las luces altas encendidas.
Aprovechando el segundo de distracción, el agente sacó su arma reglamentaria y disparó. Pablo Pereira Gomes, de 18 años, recibió un impacto en la ingle que lo dejó tirado en el suelo. Murió minutos más tarde.
Lucas Matos de Oliveira, de 22 años, recibió dos balazos en el estómago. Sobrevivió, pero debió ser internado de urgencia en el Hospital Santa Casa de Misericordia.
Cuando la Policía analizó la escena del crimen, se dio cuenta de algo el agente de civil no había notado: las armas de los criminales eran falsas.