Investigan a El Gitano, que pasó de ser dueño del corralón de la Villa 31 a tener contratos con la Ciudad
Con edificaciones de materiales variados y caminos laberínticos y estrechos, el acceso a la Villa 31 por la calle 10 de la manzana 20 es también la puerta para llegar a una de las personas más poderosas del barrio: El Gitano. Se llama Oscar Remorino, es uno de los principales proveedores del Gobierno de la Ciudad en la zona y beneficiario de jugosos contratos. Dueño de la empresa de venta de materiales para la construcción CEMACO, Remorino es investigado por la Unidad de Información Financiera (UIF), que concluyó que su patrimonio creció en cuatro años un 1.700%. En la zona, nadie lo conoce como Remorino: para todos los vecinos de la Villa 31 es El Gitano y varios repiten ya no vive acá, le fue mejor. Hoy es objeto de una investigación por lavado de dinero, evasión y defraudación. Es una figura indisociable de la expansión del barrio que hoy alberga a más de 40.000 familias. Como una línea divisoria tajante, el comienzo de la calle 10 para ingresar al barrio deja el camino de tierra y da la bienvenida con el asfalto. La mayoría de las calles pavimentadas en la zona fueron obras adjudicadas a El Gitano. En ese acceso, a mano izquierda y con una puerta blanca de chapa que se distingue de las demás, está la casa de Remorino. Es el domicilio fiscal que declara ante la AFIP para su firma CEMACO, una de las principales beneficiadas, según consignó la UIF, por los contratos del Gobierno de la Ciudad en la zona. El corralón que se encontraba en la calle 10 ya no funciona como tal. Se desarmó después de que el Gobierno de la Ciudad bajo la conducción de Mauricio Macri, prohibió la venta ilegal de materiales para evitar que se siga edificando en el lugar. Sin embargo, según señaló un informe del organismo que conduce Mariano Federicci, el corralón habría continuado con sus actividades marginales. La principal actividad que declara Remorino es la de venta al por menor de materiales para la construcción. Además, declara como actividad secundaria el cultivo de yerba mate. Sólo registró siete empleados entre 2011 y 2015, el período de mayor crecimiento de su patrimonio. Entre 2012 y 2016, CEMACO resultó adjudicataria de varias contrataciones y licitaciones públicas por servicios (relleno de calles, poda de árboles, mejoramiento de áreas verdes, entre otras). Percibió del Gobierno de la Ciudad $ 51 millones, según el informe de la UIF al que accedió Clarín. En el Gobierno porteño confirmaron que la empresa CEMACO presta servicios de mantenimiento en el Barrio 31. Entre los contratos que se le otorgaron, se encuentran arreglos de baches, poda de árboles, arreglos en luminarias, destapes en la red cloacal y pluvial, limpieza de la tierra que se genera por obras y reparaciones, tanto de vecinos como de cooperativas del barrio. La forma de auditar que los trabajos se realicen es a través del Registro Único de Reclamos (RUR). Se trata de una herramienta a través de la cual los vecinos del Barrio 31 son atendidos por un operador para realizar su reclamo. Posterior a la llamada, se realiza un seguimiento para constatar que la demanda haya sido resuelta, indicó un comunicado del gobierno de la Ciudad. Los fondos se depositaron en una caja de ahorro del Banco de la Ciudad y fueron parcialmente retirados en efectivo, hubo extracciones entre 2012-2016 por $18 millones y no se pudo establecer la aplicación que tuvieron estos fondos. La UIF busca reconstruir esa ruta del dinero para identificar a los verdaderos beneficiarios finales de los fondos. Remorino puso en circulación en el mercado significativas sumas de dinero cuya posible vinculación con una actividad ilícita (fraude al Estado, y/o evasión) no resulta posible descartar, indicó la UIF. Para el organismo antilavado, las prestaciones de servicios al gobierno de la Ciudad para las Villas 31 y 31 bis representaron un incremento en sus actividades como proveedor estatal. Los ingresos de CEMACO pasaron de $ 392.652 (2010) a $ 15,5 millon