Los perros son animales inteligentes que, como las personas, necesitan tener su mente ocupada y estimulada. Los paseos y las relaciones sociales con otros canes activan sus mentes. Pero también los juegos pensados para ellos favorecen su inteligencia, además de lograr que la mascota sea más feliz. En este artículo se apuntan cinco juegos y trucos para alimentar la inteligencia del perro: desde aprender a sentarse, hasta jugar al escondite o utilizar distintos sonidos cariñosos para jugar con él.
Los perros no hablan, pero eso no significa que no sean inteligentes. Los canes entienden cerca de 165 palabras y gestos humanos. Esta habilidad tiene un mérito doble, ya que son signos ajenos a su especie. Pero no solo eso. «Los perros saben matemáticas sencillas y hasta pueden resolver problemas espaciales», afirma el psicólogo Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia, en Vancouver (Canadá), y miembro de la Asociación Americana de Psicología.
Pero, ¿qué se puede hacer para estimular la inteligencia del amigo de cuatro patas? Igual que les ocurre a las personas, los canes necesitan tener la mente ocupada. Además de alimentar el cerebro del perro con paseos frecuentes y relaciones con otros congéneres, los juegos encienden su inteligencia, ¡además de que consiguen que el can sea más feliz!
1. Aprender a sentarse
Un perro que aprende con su humano, de forma agradable, la orden de sentarse, trabajará su inteligencia. Esta enseñanza implica entender pautas, asimilarlas, relacionar distintos gestos y estrechar el lazo de amistad con su amo. Pero también «enseñar al can a sentarse mejorará su disposición para hacer otras cosas importantes, como acudir a la llamada, no moverse o tumbarse», explica Helena Bat, educadora canina.
Pero ¿cómo conseguir que el perro se siente tras darle la orden? Lograr captar la atención del can, que mire a los ojos de su propietario, así como utilizar los premios y refuerzos positivos, y no los castigos, son algunos de los trucos para conseguir que aprenda a sentarse.
Aquí se brindan todos los pasos para que el perro aprenda a sentarse.
2. El escondite canino
Un can con un cerebro activo es un animal más feliz. El clásico juego del escondite, adaptado a la versión más perruna, puede servir para estimular su inteligencia de forma divertida. Pero, ¿por dónde empezar? Lo primero es untar un objeto con un poco de comida húmeda y esconderlo en el parque o en casa. Cuando el juego del escondite se desarrolla en el interior del hogar, es preferible que el juguete se tape con una camiseta, u otra prenda vieja, con el fin de evitar manchar la vivienda.
La pista de rastreo de búsqueda puede incorporar cajas, envases y otros obstáculos que el can debe saltar. El objeto con la comida puede ocultarse en distintos lugares del recorrido y, a medida que el animal los descubra, se le premia con caricias e, incluso, con alguna galleta casera.
3. ¡Agárrame!
Los canes pueden pasarlo en grande con este estimulante juego compartido con su querido amigo humano. Lo primero que hay que hacer es atar al extremo de un palo largo una cuerda que tenga, al menos, un metro de longitud. Al final de la cuerda se anuda un peluche pequeño y ya está listo un juguete casero barato para el perro.
¿Cómo se juega? Hay que esconderse detrás de una puerta o pared y agarrar el palo con las manos, mientras el muñeco reposa sobre el suelo, a la vista del can. Al mover de forma ligera el palo, el peluche logrará llamar la atención del perro, que intentará agarrarlo con su boca. En ese momento, se intensifica el movimiento para evitar que el animal lo atrape. ¡Así se convierte en un creativo juego de agarre!
4. ¿Guau, guau? ¿Qué oyes?
Los sonidos son una herramienta divertida para activar la mente de los canes. «Los perros reaccionan de manera distinta a los diferentes sonidos, por lo que podemos utilizarlos para potenciar determinados estados de ánimo en ellos», explica la científica Lori Cogan, de la Universidad de Colorado (EE. UU.).
Una propuesta de juegos para canes consiste en acariciar de modo juguetón a la mascota y acompañar ese contacto con un ruido: este funcionará como una buena incitación al juego. Es posible probar a realizar las caricias de forma repetida en diferentes partes de su cuerpo, siempre acompañadas por el mismo ruido. El perro puede tardar en identificar el ruido con el juego de tacto, pero, una vez que esté seguro de que ha comprendido la actividad, se puede tratar de hacer el ruido y esperar unos segundos antes de tocarle. El animal suele divertirse mientras averigua por dónde vendrán las caricias en cada ocasión.
5. Una ventana muy divertida
Los canes, como las personas, disfrutan con la novedad. Si se vive en una casa con terraza o jardín, una idea estimulante consiste en colocar un comedero para pájaros frente a la ventana. Este sencillo gesto proporcionará al perro un paisaje cambiante y entretenido, que variará a medida que nuevas aves se acerquen en busca de alimento. Aunque el papel del amo en este juego desaparece una vez que la casita esté instalada, para el can, por el contrario, será un divertido entretenimiento que le ayudará a sentirse menos solo.