Karina Rabolini dejó todo atrás luego de la derrota electoral de Daniel Scioli en las pasadas elecciones presidenciales. Todo dejó de ser parte de su vida desde febrero de 2016.
La ex modelo pasó uno de los años más difíciles y apenas si se rodea de su familia, unas pocas amigas y -ahora- su nuevo amor.
Ni su casilla de mail ni su teléfono son los mismos que solía utilizar hasta hace poco y tan es así que cerró su cuenta de Twitter que abrió en 2013, cuando Scioli necesitaba de su buena imagen.
La política ya no le interesa: trata de no leer los diarios ni las revistas.
Pasa la mayor parte de su día en las oficinas de su empresa de anteojos, ropa de cama y ojotas. Ya no lee lo que se dice de ella ni las fotos que se publican, lo que antes era una manía.
Asegura que el amor (ya no de pareja) por el ex gobernador bonaerense sigue intacto y con su silencio continúa -en cierto modo- cuidando la imagen del político.
Para Rabolini conserva una amiga de los día de campaña política. Ella es Soledad Peralta, aunque también está a su lado Ignacio Castro Cranwell, quien fue su vocero en los últimos años.
Fue en estos viajes en los que nació el amor, momentos que la nueva pareja considera como “Viajes de egresados” más que recorridas de campaña.
Castro Cranwell dejó de habitar su casa en Tigre, una propiedaden donde en la actualidad vive su ex mujer junto a sus hijos, y se mudó al barrio Senderos de Nordelta.
En ese lugar Karina Rabolini pasa algunos días y tambiénse la ve haciendo las compras en el supermercado.
El resto de los días, los pasa entre la casa de su hermana Andrea y la de sus padres en Capital Federal y Villa La Ñata, en donde visita a los que considera sus otros dos amores: sus perros Mare y Nonito.